domingo, 22 de abril de 2012

Sobre La huella del diablo de Kathy Reichs


Durante un gélido invierno en Montreal, la antropóloga forense Temperance Brennan cava en el suelo helado buscando la tumba donde reposan los restos de la hermana Elisabeth Nicolet, muerta hace más de un siglo, y hoy candidata a la santidad. Un ataúd pequeño y extraño, enterrado en una vieja iglesia quemada, encierra la primera pista del destino de la monja.”


      Hasta aquí la sinopsis que puede encontrarse en la web. Pero ese es sólo el inicio de la novela. Mientras investiga la identidad del ataúd encontrado en la iglesia, Brennan se ve envuelta en diferentes situaciones que, por absoluta magia novelística, terminan conectadas al final. El exceso de coincidencias es propio de este tipo de literatura, ni Agatha Christie se salvaba de hacer con que cada detalle coincidiera. Lo que no me sorprendió para nada aunque reconozco que me aburrí un poco esperando que se estableciera la ligazón entre tantos sucesos desconectados. La verdad es que ningún lector de este tipo de novelas espera escrupulosa verosimilitud o se dedicaría a leer otro tipo de libros. Lo demás, es solamente una cuestión de preferencia.
      Me sigue gustando de Reichs la minuciosidad con que hace las descripciones forenses (la de la metamorfosis que sufren los diferentes tipos de moscas que se alimentan de un cadáver son impresionantes) y, sí, hay que reconocer que esta es una novela bastante inferior comparada a la que leí anteriormente,  Testigos del silencio, pero no me uno a las críticas negativas que he visto en la web. Yo le hubiera recomendado a la autora una mayor dedicación a la investigación de sectas, algo que sí me pareció muy flojo. Se nota el esfuerzo que hace por justificar lo ocurrido al final a través del diálogo de Brennan con el detective Ryan, en mi opinión, totalmente prescindible.  Como lo dije antes, me conformo con que sea buena en lo que Reichs tiene de mejor: sus escrupulosas descripciones forenses que en Patricia Cornwell, por ejemplo, me parecen más superficiales y no me convencen.

     O, tal vez, lo que me esté sucediendo sea que, después de tantas novelas malas, me estoy volviendo cada vez menos exigente con lo que leo… Algo que no me preocupa en lo más mínimo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario