El libro de King contiene dos novelas cortas que han sido convertidas en películas: Rita Hayworth y la redención de Shawshank (Sueños de libertad de 1994) y Alumno aventajado (El aprendiz de 1998) y que no son las clásicas historias de terror del autor. Sumamente interesantes me resultan las páginas finales que dedica King a contar cómo tomó la decisión de escribir lo que venía la gana sin preocuparse por si lo iban a encasillar como escritor de novelas de terror.
sábado, 31 de marzo de 2012
Últimas adquisiciones
Un poco de todo pero más de lo que me gusta leer. Claro que también compré algo de lo que necesito leer, o tener en mi biblioteca por mi trabajo, pero eso ya es otra historia...
El libro de King contiene dos novelas cortas que han sido convertidas en películas: Rita Hayworth y la redención de Shawshank (Sueños de libertad de 1994) y Alumno aventajado (El aprendiz de 1998) y que no son las clásicas historias de terror del autor. Sumamente interesantes me resultan las páginas finales que dedica King a contar cómo tomó la decisión de escribir lo que venía la gana sin preocuparse por si lo iban a encasillar como escritor de novelas de terror.
Ya George R. R. Martin fue un interesante descubrimiento. Y no lo compré porque la carátula sea una alusión directa a la serie de HBO sino por mi interés en conocer esta monumental obra épica de fantasía. Y no me he arrepentido, a pesar de no haberme podido sentar aún a hincarle el diente con tranquilidad. He leído la mitad y son casi ochocientas páginas en su totalidad... A las órdenes si alguien más quiere leerla, je.
Giorgio Faletti sigue intocado así que aún no puedo dar noticia de su contenido. Edición elegante de tapa dura con sobrecubierta, novela negra, escritor italiano... Y ya está. Después les cuento qué tal me resultó este descubrimiento.
El libro de King contiene dos novelas cortas que han sido convertidas en películas: Rita Hayworth y la redención de Shawshank (Sueños de libertad de 1994) y Alumno aventajado (El aprendiz de 1998) y que no son las clásicas historias de terror del autor. Sumamente interesantes me resultan las páginas finales que dedica King a contar cómo tomó la decisión de escribir lo que venía la gana sin preocuparse por si lo iban a encasillar como escritor de novelas de terror.
Descubren cartas inéditas de Hemingway
ERNEST HEMINGWAY
El lado tierno de Ernest Hemingway, tan lejano a su imagen de macho, se percibe en una docena de cartas inéditas en una colección de documentos del autor en la biblioteca presidencial Kennedy.
En una de las cartas hechas públicas este miércoles, que escribió a su amigo Gianfranco Ivancich en Cuba en febrero de 1953, Hemingway habla de sacrificar a su gato Uncle Willie luego de que fuera atropellado por un auto.
"Sí que te extrañé. Extraño a Uncle Willie. He tenido que dispararle a gente pero nunca a nadie que haya conocido y amado 11 años", escribió el autor. "Tampoco a nadie que ronroneara con dos patas rotas".
Las fechas de las cartas oscilan entre los años 1953 a 1960, un año antes del suicidio, cuando tenía 62 años, del laureado escritor. Escritas a máquina o con su enrulada caligrafía, algunos de sus despachos llegaron en sobres personalizados de papel cebolla desde su residencia en la Finca Vigia en Cuba, desde Europa, cuando estaba de safari en África y desde su casa cuando vivió en Idaho, EE.UU.
Hemingway e Ivancich se conocieron en un hotel de Venecia en 1949 y entablaron una amistad pese a que entre ellos había una diferencia de edad de 20 años porque algo muy fuerte los unía: ambos habían sufrido heridas de guerra en las piernas. "Me gustaría poder escribirte cartas tan buenas como las tuyas", expresó Hemingway en una misiva que envió en enero de 1958 desde Cuba. "Quizá es porque lo escribo todo en la otra escritura".
Varios expertos consultados indican que las cartas muestran un lado de Hemingway imperceptible en su faceta de autor de temas como la guerra, la tauromaquia, la pesca y la caza.
La fundación de la biblioteca Kennedy le compró las cartas a Ivancich en noviembre y la curadora de la Colección Hemingway, Susan Wrynn, se reunió con él en Italia. "Todavía escribe cada mañana", dijo Wrynn. "Hemingway lo alentó para que lo hiciera", agregó.
En conjunto, las cartas muestran que el autor tenía un lado gentil y que era alguien que dedicaba tiempo a ser paternal y a cultivar a un joven amigo, dijo Susan Beegel, editora de la publicación académica The Hemingway Review.
La carta de Hemingway sobre la muerte de su gato también muestra la lucha del escritor por separar su vida privada de su vida pública. Hemingway relató cómo un grupo de turistas llegó a su villa ese día.
"Todavía tenía el rifle y les expliqué que habían llegado en un mal momento y les pedí que entendieran y se fueran", escribió. Pero no logró convencer a uno de ellos, quien le dijo: "Hemos llegado en el momento más interesante, a tiempo para ver al gran Hemingway llorar porque tiene que matar a un gato".
En muchas de las cartas Hemingway también le pregunta a su amigo por su hermana Adriana Ivancich. Ella formaba parte del jet set italiano. Se conocieron en una salida de cacería de patos en Italia y ella resultó ser su musa inspiradora. Inspiró uno de los personajes principales de su novela "Al otro lado del río y entre los árboles", dijo Beegel. Según los expertos, una visita que le hizo Adriana a Hemingway en Cuba en 1950 fue el detonador que lo inspiró mientras escribía "El viejo y el mar", ganadora del Pulitzer.
En una carta de junio de 1953 le escribió sobre ese premio a su amigo: "El libro regresó a la lista de los más vendidos por el premio innoble", burlándose de sí mismo, según Beegel. Hemingway ganó el Nobel de Literatura al año siguiente.
Cartas inéditas descubren un nuevo perfil del escritor
Una docena de cartas inéditas del escritor estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) se sumaron a una colección de documentos del autor en la biblioteca presidencial Kennedy. En noviembre, Susan Wrynn, una curadora de la Colección Hemingway, visitó en Italia a Gianfranco Ivancich, un gran amigo del escritor, y le compró las cartas. Según indicaron algunos expertos, ellas muestran una faceta de Hemingway imperceptible en su obra dedicada a temas como la guerra, la tauromaquia, la pesca y la caza.
BRIDGET MURPHY - BOSTON | APEl lado tierno de Ernest Hemingway, tan lejano a su imagen de macho, se percibe en una docena de cartas inéditas en una colección de documentos del autor en la biblioteca presidencial Kennedy.
En una de las cartas hechas públicas este miércoles, que escribió a su amigo Gianfranco Ivancich en Cuba en febrero de 1953, Hemingway habla de sacrificar a su gato Uncle Willie luego de que fuera atropellado por un auto.
"Sí que te extrañé. Extraño a Uncle Willie. He tenido que dispararle a gente pero nunca a nadie que haya conocido y amado 11 años", escribió el autor. "Tampoco a nadie que ronroneara con dos patas rotas".
Las fechas de las cartas oscilan entre los años 1953 a 1960, un año antes del suicidio, cuando tenía 62 años, del laureado escritor. Escritas a máquina o con su enrulada caligrafía, algunos de sus despachos llegaron en sobres personalizados de papel cebolla desde su residencia en la Finca Vigia en Cuba, desde Europa, cuando estaba de safari en África y desde su casa cuando vivió en Idaho, EE.UU.
Hemingway e Ivancich se conocieron en un hotel de Venecia en 1949 y entablaron una amistad pese a que entre ellos había una diferencia de edad de 20 años porque algo muy fuerte los unía: ambos habían sufrido heridas de guerra en las piernas. "Me gustaría poder escribirte cartas tan buenas como las tuyas", expresó Hemingway en una misiva que envió en enero de 1958 desde Cuba. "Quizá es porque lo escribo todo en la otra escritura".
Varios expertos consultados indican que las cartas muestran un lado de Hemingway imperceptible en su faceta de autor de temas como la guerra, la tauromaquia, la pesca y la caza.
La fundación de la biblioteca Kennedy le compró las cartas a Ivancich en noviembre y la curadora de la Colección Hemingway, Susan Wrynn, se reunió con él en Italia. "Todavía escribe cada mañana", dijo Wrynn. "Hemingway lo alentó para que lo hiciera", agregó.
En conjunto, las cartas muestran que el autor tenía un lado gentil y que era alguien que dedicaba tiempo a ser paternal y a cultivar a un joven amigo, dijo Susan Beegel, editora de la publicación académica The Hemingway Review.
La carta de Hemingway sobre la muerte de su gato también muestra la lucha del escritor por separar su vida privada de su vida pública. Hemingway relató cómo un grupo de turistas llegó a su villa ese día.
"Todavía tenía el rifle y les expliqué que habían llegado en un mal momento y les pedí que entendieran y se fueran", escribió. Pero no logró convencer a uno de ellos, quien le dijo: "Hemos llegado en el momento más interesante, a tiempo para ver al gran Hemingway llorar porque tiene que matar a un gato".
En muchas de las cartas Hemingway también le pregunta a su amigo por su hermana Adriana Ivancich. Ella formaba parte del jet set italiano. Se conocieron en una salida de cacería de patos en Italia y ella resultó ser su musa inspiradora. Inspiró uno de los personajes principales de su novela "Al otro lado del río y entre los árboles", dijo Beegel. Según los expertos, una visita que le hizo Adriana a Hemingway en Cuba en 1950 fue el detonador que lo inspiró mientras escribía "El viejo y el mar", ganadora del Pulitzer.
En una carta de junio de 1953 le escribió sobre ese premio a su amigo: "El libro regresó a la lista de los más vendidos por el premio innoble", burlándose de sí mismo, según Beegel. Hemingway ganó el Nobel de Literatura al año siguiente.
El
País Digital
Estos son los bestsellers actuales...
Editorial
ÁLVARO CASAL
Cuántos hurtos literarios circulan por el mundo sin que nadie advierta lo que realmente son? Esta interrogante se plantea a partir de una reciente revelación: cierta novela de espionaje, escenificada en los tiempos de la Guerra Fría y con un personaje central al estilo James Bond, luego de haber sido elogiada profusamente, ha quedado expuesta como una colección de textos tomados de más de doce fuentes. No sólo esto, sino que su autor, un norteamericano de 35 años llamado Quentin Rowan, admitió que hace ya años que viene publicando obras que en realidad son copias.
La novela en cuestión lleva el título "Asesino de secretos" y para esta ocasión Rowan firmó con el seudónimo Q.R. Markham. Antes de tomar forma como libro publicado, "Asesino de secretos" fue anunciada con elogios profusos, incluyendo los de varios escritores. A partir de su edición por la editorial "Little, Brown", hubo adicionales comentarios positivos. Sin embargo, casi enseguida, un lector, en un sitio web de entusiastas de James Bond dijo sencillamente que la novela contenía "párrafos completos copiados textualmente del texto de John Gardner". Se refería a la novela "Licencia renovada" que Gardner escribió en su declarado intento de mantener viva la serie Bond luego de la muerte de su autor Ian Fleming.
Lizzie Widdicombe en "The New Yorker" escribió que se trataba de una "extraña aberración: un homenaje a Bond que plagió a Bond". Cuando Widdicombe profundizó en el asunto, descubrió que tras la fachada había mucho más. Entretanto, gente como Jeremy Duns, que había presagiado que "Asesino de secretos" se convertiría en un "clásico" instantáneo, revirtió su punto de vista. Duns no demoró en comprender que el texto entero había sido levantado de diversas novelas y se lo advirtió a la editorial. Ésta, a los cinco días retiró de las librerías los 6.500 ejemplares de la primera tirada. Edward Champion, titular del sitio web "Hábitos renuentes" y experto en plagios, expresó que "la gente generalmente se queda con dos o tres fuentes" pero que en "Asesino de secretos" había encontrado 34 instancias de plagio en las primeras 35 páginas.
Quentin Rowan no demoró en ser ubicado ya que vive con su padre en Seattle, donde aparentemente buscó amparo familiar. Desde allí habló con total franqueza. Mientras la editorial le reclamaba la devolución del dinero adelantado, él admitía que durante los últimos 15 años había temido que descubrieran que era un plagiario. A partir de allí, sabuesos literarios hallaron un rastro de cuentos y novelas compuestos con textos mal habidos. Sin embargo, el poema "Prometeo en Coney Island" difundido cuando era un liceal y elegido para la edición 1996 de la "Mejor Poesía Americana" sería auténtico. Probablemente sea asimismo auténtico el libro de memorias que Rowan ha empezado a escribir bajo el título "Nunca digas adiós".
Las ideas están disponibles para ser vueltas a usar. Hay instancias eminentes, como la de William Shakespeare tomando material de Plutarco. Pero hace ya bastantes años que la originalidad es virtud suprema del autor. Y como tal es defendida. Afortunadamente, ya que se le da al creativo el lugar que merece y se le defiende de seres como Rowan. En este contexto aparece "Asesino de secretos", que la novelería del presente ha hecho que en el "ranking" de Amazon pasara del sitio 62.924 al 174.
El extraño caso de Quentin Rowan
ÁLVARO CASAL
Cuántos hurtos literarios circulan por el mundo sin que nadie advierta lo que realmente son? Esta interrogante se plantea a partir de una reciente revelación: cierta novela de espionaje, escenificada en los tiempos de la Guerra Fría y con un personaje central al estilo James Bond, luego de haber sido elogiada profusamente, ha quedado expuesta como una colección de textos tomados de más de doce fuentes. No sólo esto, sino que su autor, un norteamericano de 35 años llamado Quentin Rowan, admitió que hace ya años que viene publicando obras que en realidad son copias.
La novela en cuestión lleva el título "Asesino de secretos" y para esta ocasión Rowan firmó con el seudónimo Q.R. Markham. Antes de tomar forma como libro publicado, "Asesino de secretos" fue anunciada con elogios profusos, incluyendo los de varios escritores. A partir de su edición por la editorial "Little, Brown", hubo adicionales comentarios positivos. Sin embargo, casi enseguida, un lector, en un sitio web de entusiastas de James Bond dijo sencillamente que la novela contenía "párrafos completos copiados textualmente del texto de John Gardner". Se refería a la novela "Licencia renovada" que Gardner escribió en su declarado intento de mantener viva la serie Bond luego de la muerte de su autor Ian Fleming.
Lizzie Widdicombe en "The New Yorker" escribió que se trataba de una "extraña aberración: un homenaje a Bond que plagió a Bond". Cuando Widdicombe profundizó en el asunto, descubrió que tras la fachada había mucho más. Entretanto, gente como Jeremy Duns, que había presagiado que "Asesino de secretos" se convertiría en un "clásico" instantáneo, revirtió su punto de vista. Duns no demoró en comprender que el texto entero había sido levantado de diversas novelas y se lo advirtió a la editorial. Ésta, a los cinco días retiró de las librerías los 6.500 ejemplares de la primera tirada. Edward Champion, titular del sitio web "Hábitos renuentes" y experto en plagios, expresó que "la gente generalmente se queda con dos o tres fuentes" pero que en "Asesino de secretos" había encontrado 34 instancias de plagio en las primeras 35 páginas.
Quentin Rowan no demoró en ser ubicado ya que vive con su padre en Seattle, donde aparentemente buscó amparo familiar. Desde allí habló con total franqueza. Mientras la editorial le reclamaba la devolución del dinero adelantado, él admitía que durante los últimos 15 años había temido que descubrieran que era un plagiario. A partir de allí, sabuesos literarios hallaron un rastro de cuentos y novelas compuestos con textos mal habidos. Sin embargo, el poema "Prometeo en Coney Island" difundido cuando era un liceal y elegido para la edición 1996 de la "Mejor Poesía Americana" sería auténtico. Probablemente sea asimismo auténtico el libro de memorias que Rowan ha empezado a escribir bajo el título "Nunca digas adiós".
Las ideas están disponibles para ser vueltas a usar. Hay instancias eminentes, como la de William Shakespeare tomando material de Plutarco. Pero hace ya bastantes años que la originalidad es virtud suprema del autor. Y como tal es defendida. Afortunadamente, ya que se le da al creativo el lugar que merece y se le defiende de seres como Rowan. En este contexto aparece "Asesino de secretos", que la novelería del presente ha hecho que en el "ranking" de Amazon pasara del sitio 62.924 al 174.
El
País Digital
martes, 27 de marzo de 2012
365-3: Caminaré sobre tus huesos
Entre
los proyectos que se me ocurren en las noches en que me desvelo, están las
historias de amor en tiempos de internet, de redes sociales y de conversaciones
en línea. Nada muy profundo, no, ni muy elaborado ni muy extenso, sino más bien
una visión irónica pero con buen humor de las relaciones de pareja en estos
tiempos de amor virtual. Y mantengo la creencia en que, aunque los medios de
comunicación cambian, las relaciones humanas no. En que hay poca diferencia
entre las ilusiones que nos hacemos en persona del objeto de nuestro amor, y
las ilusiones que cultivamos vía correo electrónico, o más recientemente, vía Facebook.
Hace
un tiempo decidí integrar los cuentos que ya comencé a escribir sobre este tema,
más los que vayan surgiendo, a la serie 365.
Inicié
unos cuantos pero este es el primero que termino.
365-3: Caminaré
sobre tus huesos
Al
novio lo había conocido en el viaje que hizo durante su licencia anual. Siguieron
en contacto por correo electrónico y luego pasaron a Facebook. Todo me lo fue
contando en las ruedas de mate de los fines de semana donde nos poníamos en día
con la vida de la otra.
Por
los comentarios que le hacían las amigas en Facebook notó que el hombre era de
temperamento apasionado y enamoradizo. Pero no hizo ninguna pregunta directa
que implicara que él buscara investigarla también a ella. Hasta que una de sus
amigas virtuales resultó una ex novia real que quiso darle consejos vía correo
electrónico y la desconfianza se hizo definitiva e inamovible.
-Si
no te defiendes, caminaré sobre tus huesos como una diosa primordial –le dijo.
El pobre no entendió nada pero creyó que sonaba bonito. O peor, debe haber
creído que era una prueba de amor de su parte.
Pero
él insistió en dar prueba de su amor y sugirió viajar a visitarla. Ella se
resistió pero, luego de mucha charla, acordaron la fecha. A todo lo
condimentaba con piscas de racionalismo: soy una mujer soltera y sin
compromisos, nada tengo que perder. ¿Qué puede ser lo peor que suceda? Que el
novio llegue un día en un ómnibus y deba irse al otro día en otro ómnibus…
Resultó
buen compañero, atento, buen cocinero y buena ama de casa. La esperaba regresar
de su trabajo con la mesa servida, la cama tendida y los pisos oliendo a
Fabuloso. Pero luego de dos días su servilismo comenzó a molestarle. Y al
tercero no podía soportar su perfume.
El
novio, en cambio, estaba enamorado. Cuando ella quería enojarse por algo, él le
respondía con más y más comprensión: que el estrés laboral, que los días de
calor, que la tpm femenina… Todo era una buena disculpa para pasar por alto sus
arranques de mal temperamento.
Se quedó
una semana. El tiempo que le llevó a mi amiga buscar una forma diplomática de
hacer con que se marchara sin sacarlo de la casa a escobazos.
Durante ese tiempo el novio planeó el
casamiento, los hijos que tendrían y la casa en que vivirían. Dos días más y la
habría esperado con las alianzas además del almuerzo en la mesa, le confesó con
tristeza cuando ella insistió en que debía irse.
Nunca
supo el hombre cuán cerca estuvo de despertarse una mañana con una hoja de
acero afilado rozándole el cuello. Ella guardaba en la cartera una hermosa
navaja con una hoja que se retraía para esconderse en la empuñadura. La había
comprado en su último viaje a Montevideo para defenderse de algún piche que
quisiera asediarla al salir de su trabajo en las frías y largas noches de
invierno.
lunes, 26 de marzo de 2012
365 - 2: La enfermera que leía a Bradbury
Trajo el suerito con el nombre de la
medicación anotada en el envase, lo colgó en el soporte y buscó en el brazo del
paciente.
-
¿Dónde tiene el circuito? –me preguntó.
-
Se lo arrancó esta mañana.
-
¡Ah! –tomó las demás cosas que traía en la
mano y entonces lo vio sobre el sillón del acompañante, inmenso como un
indigesto diccionario.
-
¿Qué es? –se interesó.
-
Fantasía medieval –le dije. –Una guerra entre
reinos.
Dos días dentro de un hospital y se te van
las ganas de ser elocuente.
-
¿Te gusta leer?
Le hablé algo sobre mi trabajo. El uniforme
de cuidadora no implica ausencia de otros intereses en la vida.
-
A mí me gusta Ray Bradbury –me dijo.
-
Están surgiendo nuevos escritores de fantasía
y ciencia ficción que vale la pena leer –sugerí sin mucho ingenio, por ser
amable, nada más. Podía sugerirle Orson Scott Card, o comentarle que prefiero a
Asimov, pero lo dejé morir ahí.
-
¿De verdad? Tendré que averiguar –y supe que
no averiguaría nada-. A mí me gusta Ray Bradbury –repitió.
Dio
media vuelta, recogió las cosas que había traído y se fue. No la vi hasta
terminar su turno cuando fui a pedirle la medicación que tenía indicada mi
paciente para aliviarle el dolor y le recordé que continuaba sin el circuito.
Una mirada y comprendí que no iría ella, le pasaría “el clavo” a la que
ingresara en el turno de la tarde.
La
siguiente repitió un ritual semejante, sólo que ésta no tenía intereses
literarios. La nurse fue la que zanjó
el asunto, una hora después y en su segunda venida.
martes, 20 de marzo de 2012
Viejo y nuevo mundo
Anexo este artículo de El País Cultural del 24 de febrero de 2012. No soy escritora de renombre, pero me siento cansada de leer y releer las polémicas sobre los derechos autorales, y las quejas de los escritores que no venden libros y se ofenden si, en lugar de eso, son leídos pero en forma gratuita.
Aunque son pocos los escritores que logran vivir de su trabajo literario, la guerra entre si lo que producen es arte y tienen derecho a leerlo todos, o si es un producto más en los estantes del supermercado... Como las opiniones sobran, añado la que sigue, bien fundamentada y con buen humor.
Cultural
Piratería y crisis editorial
Hernán Casciari
EL CONTADOR de suscripciones anuales a la nueva revista Orsai acaba de llegar a mil. En nueve días, y sin noticias sobre los contenidos o la cantidad de páginas, mil lectores ya compraron las seis revistas del año próximo. Y eso que todos saben que habrá una versión en pdf, gratuita, el mismo día que cada revista llegue a sus casas. Repito: acabamos de vender seis mil revistas. Seiscientas sesenta y cinco por día. Veintiocho por hora.
Al mismo tiempo, una escritora española acaba de informar que dejará de publicar. "Dado que se han descargado más copias ilegales de mi novela que copias han sido compradas, anuncio que no voy a volver a publicar libros", dijo ayer Lucía Etxebarría. La prensa tradicional se hizo eco de sus palabras y la industria editorial la arropó: "Pobrecita, miren lo que Internet les está haciendo a los autores".
A nosotros nos ocurre lo mismo. Durante 2011 editamos cuatro revistas Orsai. Vendimos una media de siete mil ejemplares de cada una, y con ese dinero les pagamos (extremadamente bien) a todos los autores. Los pdf gratuitos de esas cuatro ediciones alcanzaron las seiscientas mil descargas o visualizaciones en Internet.
Vendimos siete mil, se descargaron seiscientas mil.
Si los casos de Lucía Etxebarría y de Orsai son idénticos, y ocurren en el mismo mercado cultural, ¿por qué a nosotros nos causan alegría esos números y a ella le provocan desazón?
La respuesta, quizá, es que se trata del mismo mercado pero no del mismo mundo.
Existe, cada vez más, un mundo flamante en el que el número de descargas virtuales y el número de ventas físicas se suma; sus autores dicen: "qué bueno, cuánta gente me lee". Pero todavía pervive un mundo viejo en el que ambas cifras se restan; sus autores dicen: "qué espanto, cuánta gente no me compra".
El viejo mundo se basa en control, contrato, exclusividad, confidencialidad, traba, representación y dividendo. Todo lo que ocurra por fuera de sus estándares, es cultura ilegal.
El mundo nuevo se basa en confianza, generosidad, libertad de acción, creatividad, pasión y entrega. Todo lo que ocurra por fuera y por dentro de sus parámetros es bueno, en tanto la gente disfrute con la cultura, pagando o sin pagar.
Dicho de otro modo: no es responsabilidad de los lectores que no pagan que Lucía sea pobre, sino del modo en que sus editores reparten las ganancias de los lectores que sí pagan. Mundo viejo, mundo nuevo. Hace un par de semanas viví un caso muy clarito de lo que ocurre cuando estos dos mundos se cruzan. Se lo voy a contar a Lucía, y a ustedes, porque es divertido: me llama por teléfono una editora de Alfaguara (Grupo Santillana, Madrid); me dice que están preparando una Antología de la Crónica Latinoamericana Actual. Y que quieren un cuento mío que aparece en mi último libro, "un cuento que se llama tal y tal, que nos gusta mucho".
Le digo que por supuesto, que agarre el cuento que quiera. Me dice que me enviará un mail para solicitar la autorización formal. Le digo que bueno.
A la semana me llega el mail, con un archivo adjunto:
"Estimado Hernán, te explico lo que te adelanté por teléfono: Alfaguara editará próximamente una antología de bla bla bla cuya selección y prólogo está a cargo de Fulanito de Tal. Él ha querido incluir tu cuento Equis. Si estás de acuerdo con el contrato que te adjunto, envíame dos copias en papel con todas las páginas firmadas a la siguiente dirección" (y pone la dirección de Prisa Ediciones, Alfaguara).
Abro el archivo adjunto, leo el contrato. Me fascina la lectura de contratos del mundo viejo. No se molestan en lo más mínimo en disfrazar sus corbatas.
Al cuento que me piden lo llaman "La aportación". En la cláusula 4 dice que "el editor podrá efectuar cuantas ediciones estime convenientes hasta un máximo de cien mil (100.000)". En la cláusula 5, ponen: "Como remuneración por la cesión de derechos de `La aportación`, el editor abonará al autor cien euros [¿100?] brutos, sobre la que se girarán los impuestos y se practicarán las retenciones que correspondan".
Pensé en los otros autores que componen la antología, los que seguramente sí firman contratos así. Cien euros menos impuestos y retenciones son sesenta y tres euros, y a eso hay que quitarle el quince por ciento que se lleva el agente o representante (todos tienen uno), o sea que al autor le quedan cincuenta y tres euros limpios. No importa que la editorial venda dos mil libros o cien mil libros. El autor siempre se llevará cincuenta y tres euros. ¿Firmará Lucía Etxebarría contratos así?
Esa misma tarde le respondí el mail a la editora de Alfaguara:
"Hola Laura, el cuento que querés aparece en mi último libro, que se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported, que es la más generosa. Es decir, podés compartir, copiar, distribuir, ejecutar, hacer obras derivadas e incluso usos comerciales de cualquiera de los cuentos, siempre que digas quién es el autor. Te regalo el texto para que hagas con él lo que quieras, y que sirva este mail como comprobante. Pero no puedo firmar esa porquería legal espantosa. Un beso".
La respuesta llegó unos días después; ya no era ella la que me hablaba, sino otra persona:
"Hernán: entendemos esto, pero el departamento legal necesita que firmes el contrato para que no tengamos problemas en el futuro. ¡Saludos!".
Y ya no respondí más nada. ¿Para qué seguir la cadena de mails?
La anécdota es esa, no es gran cosa. Pero quiero decir, al narrarla, que no hay que luchar contra el mundo viejo, ni siquiera hay que debatir con él. Hay que dejarlo morir en paz, sin molestarlo. No tenemos que ver al mundo viejo como aquel padre castrador que fue en sus buenos tiempos, sino como un abuelito con Alzheimer.
-¿Me das eso? -dice el abuelito.
-Sí, abuelo, tomá.
-No, así no. Firmame este papel donde decís que me das eso y yo a cambio te escupo.
-No hace falta, abuelo, te lo doy. Es gratis.
-¡Necesito que me firmes este papel, no lo puedo aceptar gratis!
-¿Pero por qué, abuelo?
-Porque si no te cago de alguna manera, no soy feliz.
-Bueno, abuelo, otro día hablamos... Te quiero mucho.
Y de verdad lo queremos mucho al abuelo. Hace veinte, treinta años, ese hombre que ahora está gagá, nos enseñó a leer, puso libros hermosos en nuestras manos.
No hay que debatir con él, porque gastaríamos energía en el lugar incorrecto. Hay que usar esa energía para hacer libros y revistas de otra manera; hay que volver a apasionarse con leer y escribir; hay que defender a muerte la cultura para que no esté en manos de abuelos gagá. Pero no hay que perder el tiempo luchando contra el abuelo. Tenemos que hablar únicamente con nuestros lectores.
Lucía: tenés un montón de lectores. Sos una escritora con suerte. El demonio no son tus lectores; ni los que compran tus novelas ni los que se descargan tus historias de la red.
No hay demonios, en realidad. Lo que hay son dos mundos. Dos maneras diferentes de hacer las cosas.
Está en vos, en nosotros, en cada autor, seguir firmando contratos absurdos con viejos dementes, o empezar a escribir una historia nueva y que la pueda leer todo el mundo.
El País Cultural
Aunque son pocos los escritores que logran vivir de su trabajo literario, la guerra entre si lo que producen es arte y tienen derecho a leerlo todos, o si es un producto más en los estantes del supermercado... Como las opiniones sobran, añado la que sigue, bien fundamentada y con buen humor.
Cultural
Piratería y crisis editorial
Viejo y nuevo mundo
A FINES DE 2011 la escritora valenciana Lucía Extebarría (Premio Planeta 2004) anunció su retiro del mundo literario en protesta contra la piratería. Su última novela tuvo más descargas ilegales en Internet que ventas en papel. A pesar de que muchos salieron a apoyarla, el escritor argentino Hernán Casciari le contestó con dureza en esta carta publicada en el diario Página/12 (31/12/2011).Hernán Casciari
EL CONTADOR de suscripciones anuales a la nueva revista Orsai acaba de llegar a mil. En nueve días, y sin noticias sobre los contenidos o la cantidad de páginas, mil lectores ya compraron las seis revistas del año próximo. Y eso que todos saben que habrá una versión en pdf, gratuita, el mismo día que cada revista llegue a sus casas. Repito: acabamos de vender seis mil revistas. Seiscientas sesenta y cinco por día. Veintiocho por hora.
Al mismo tiempo, una escritora española acaba de informar que dejará de publicar. "Dado que se han descargado más copias ilegales de mi novela que copias han sido compradas, anuncio que no voy a volver a publicar libros", dijo ayer Lucía Etxebarría. La prensa tradicional se hizo eco de sus palabras y la industria editorial la arropó: "Pobrecita, miren lo que Internet les está haciendo a los autores".
A nosotros nos ocurre lo mismo. Durante 2011 editamos cuatro revistas Orsai. Vendimos una media de siete mil ejemplares de cada una, y con ese dinero les pagamos (extremadamente bien) a todos los autores. Los pdf gratuitos de esas cuatro ediciones alcanzaron las seiscientas mil descargas o visualizaciones en Internet.
Vendimos siete mil, se descargaron seiscientas mil.
Si los casos de Lucía Etxebarría y de Orsai son idénticos, y ocurren en el mismo mercado cultural, ¿por qué a nosotros nos causan alegría esos números y a ella le provocan desazón?
La respuesta, quizá, es que se trata del mismo mercado pero no del mismo mundo.
Existe, cada vez más, un mundo flamante en el que el número de descargas virtuales y el número de ventas físicas se suma; sus autores dicen: "qué bueno, cuánta gente me lee". Pero todavía pervive un mundo viejo en el que ambas cifras se restan; sus autores dicen: "qué espanto, cuánta gente no me compra".
El viejo mundo se basa en control, contrato, exclusividad, confidencialidad, traba, representación y dividendo. Todo lo que ocurra por fuera de sus estándares, es cultura ilegal.
El mundo nuevo se basa en confianza, generosidad, libertad de acción, creatividad, pasión y entrega. Todo lo que ocurra por fuera y por dentro de sus parámetros es bueno, en tanto la gente disfrute con la cultura, pagando o sin pagar.
Dicho de otro modo: no es responsabilidad de los lectores que no pagan que Lucía sea pobre, sino del modo en que sus editores reparten las ganancias de los lectores que sí pagan. Mundo viejo, mundo nuevo. Hace un par de semanas viví un caso muy clarito de lo que ocurre cuando estos dos mundos se cruzan. Se lo voy a contar a Lucía, y a ustedes, porque es divertido: me llama por teléfono una editora de Alfaguara (Grupo Santillana, Madrid); me dice que están preparando una Antología de la Crónica Latinoamericana Actual. Y que quieren un cuento mío que aparece en mi último libro, "un cuento que se llama tal y tal, que nos gusta mucho".
Le digo que por supuesto, que agarre el cuento que quiera. Me dice que me enviará un mail para solicitar la autorización formal. Le digo que bueno.
A la semana me llega el mail, con un archivo adjunto:
"Estimado Hernán, te explico lo que te adelanté por teléfono: Alfaguara editará próximamente una antología de bla bla bla cuya selección y prólogo está a cargo de Fulanito de Tal. Él ha querido incluir tu cuento Equis. Si estás de acuerdo con el contrato que te adjunto, envíame dos copias en papel con todas las páginas firmadas a la siguiente dirección" (y pone la dirección de Prisa Ediciones, Alfaguara).
Abro el archivo adjunto, leo el contrato. Me fascina la lectura de contratos del mundo viejo. No se molestan en lo más mínimo en disfrazar sus corbatas.
Al cuento que me piden lo llaman "La aportación". En la cláusula 4 dice que "el editor podrá efectuar cuantas ediciones estime convenientes hasta un máximo de cien mil (100.000)". En la cláusula 5, ponen: "Como remuneración por la cesión de derechos de `La aportación`, el editor abonará al autor cien euros [¿100?] brutos, sobre la que se girarán los impuestos y se practicarán las retenciones que correspondan".
Pensé en los otros autores que componen la antología, los que seguramente sí firman contratos así. Cien euros menos impuestos y retenciones son sesenta y tres euros, y a eso hay que quitarle el quince por ciento que se lleva el agente o representante (todos tienen uno), o sea que al autor le quedan cincuenta y tres euros limpios. No importa que la editorial venda dos mil libros o cien mil libros. El autor siempre se llevará cincuenta y tres euros. ¿Firmará Lucía Etxebarría contratos así?
Esa misma tarde le respondí el mail a la editora de Alfaguara:
"Hola Laura, el cuento que querés aparece en mi último libro, que se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported, que es la más generosa. Es decir, podés compartir, copiar, distribuir, ejecutar, hacer obras derivadas e incluso usos comerciales de cualquiera de los cuentos, siempre que digas quién es el autor. Te regalo el texto para que hagas con él lo que quieras, y que sirva este mail como comprobante. Pero no puedo firmar esa porquería legal espantosa. Un beso".
La respuesta llegó unos días después; ya no era ella la que me hablaba, sino otra persona:
"Hernán: entendemos esto, pero el departamento legal necesita que firmes el contrato para que no tengamos problemas en el futuro. ¡Saludos!".
Y ya no respondí más nada. ¿Para qué seguir la cadena de mails?
La anécdota es esa, no es gran cosa. Pero quiero decir, al narrarla, que no hay que luchar contra el mundo viejo, ni siquiera hay que debatir con él. Hay que dejarlo morir en paz, sin molestarlo. No tenemos que ver al mundo viejo como aquel padre castrador que fue en sus buenos tiempos, sino como un abuelito con Alzheimer.
-¿Me das eso? -dice el abuelito.
-Sí, abuelo, tomá.
-No, así no. Firmame este papel donde decís que me das eso y yo a cambio te escupo.
-No hace falta, abuelo, te lo doy. Es gratis.
-¡Necesito que me firmes este papel, no lo puedo aceptar gratis!
-¿Pero por qué, abuelo?
-Porque si no te cago de alguna manera, no soy feliz.
-Bueno, abuelo, otro día hablamos... Te quiero mucho.
Y de verdad lo queremos mucho al abuelo. Hace veinte, treinta años, ese hombre que ahora está gagá, nos enseñó a leer, puso libros hermosos en nuestras manos.
No hay que debatir con él, porque gastaríamos energía en el lugar incorrecto. Hay que usar esa energía para hacer libros y revistas de otra manera; hay que volver a apasionarse con leer y escribir; hay que defender a muerte la cultura para que no esté en manos de abuelos gagá. Pero no hay que perder el tiempo luchando contra el abuelo. Tenemos que hablar únicamente con nuestros lectores.
Lucía: tenés un montón de lectores. Sos una escritora con suerte. El demonio no son tus lectores; ni los que compran tus novelas ni los que se descargan tus historias de la red.
No hay demonios, en realidad. Lo que hay son dos mundos. Dos maneras diferentes de hacer las cosas.
Está en vos, en nosotros, en cada autor, seguir firmando contratos absurdos con viejos dementes, o empezar a escribir una historia nueva y que la pueda leer todo el mundo.
El País Cultural
lunes, 19 de marzo de 2012
XVI Concurso de Álbum Ilustrado a la Orilla del Viento
El XVI Concurso de Álbum Ilustrado A la Orilla del Viento es una invitación a la creación, dirigida a escritores e ilustradores. Este Concurso busca impulsar el desarrollo de la creación literaria y plástica de obras para niños y jóvenes, y difundir a través de las filiales del Fondo de Cultura Económicaen Iberoamérica el trabajo de los mejores escritores e ilustradores de todaslas latitudes.
Cada año se reciben cientos de propuestas de países detodo el mundo, mismas que son evaluadas por el jurado integrado por reconocidos escritores, ilustradores y editores.
Sale la versión cinematográfica de la saga "Los juegos del hambre", el "best seller" de Suzanne Collins
Espectáculos
Una lucha a muerte en un mundo tras el Apocalipsis
Acontecimiento. El viernes se estrena mundialmente
el film "Los juegos del hambre"
"Hay muchas maneras de hacer una película que no esté a la altura del libro que adapta", dice Nina Jacobson, una de las productoras del film, quien se declara "una obsesa de la novela" y que pagó un adelanto sobre sus derechos de adaptación apenas la leyó. También prometió a la autora respetar a los fans del libro sin hacer concesiones a un público adolescente. Le aseguró que no diluiría la historia aumentando la edad de los personajes, o glamorizando su violencia. "Me gustó el libro como adulta", dice firmemente Jacobson. "No creo que sea una novela para jóvenes adultos".
Se podía seguir el modelo de Harry Potter, la primera serie de novelas que dio a sus lectores la posibilidad de crecer con los personajes. Mientras Harry y sus amigos de Hogwarts pasaban a los grados superiores, las historias mismas se volvían más oscuras y sofisticadas, más "jóvenes adultas".
Los juegos del hambre transcurre en una Norteamérica postapocalíptica llamada Panem, donde Katniss Everdeen, de 16 años, toma el lugar de su hermana menor en una batalla a muerte televisada llamada Los Juegos del Hambre.
Los juegos son un castigo por una rebelión contra la Capital, que hambrea y reprime a los doce distritos que aún permanecen bajo su dominio. Cada año 24 niños, un varón y una chica de cada distrito, deben matarse entre sí hasta que solamente queda un ganador. El evento es incesantemente promovido por toda la nación. La acción ofrecida por el programa es igualmente incesante, brutal, sangrienta, y corta el aliento. (...)
El
País Digital
Para leer la noticia completa: http://www.elpais.com.uy
Para ver el trailer oficial de la película en español: http://www.youtube.com
Para leer la noticia completa: http://www.elpais.com.uy
Para ver el trailer oficial de la película en español: http://www.youtube.com
sábado, 17 de marzo de 2012
Comienza a salir con El País el primer número de la colección BIBLIOTECA BÁSICA DE LITERATURA URUGUAYA
Este domingo comienza a salir con El País el primer número de la colección BIBLIOTECA BÁSICA DE LITERATURA URUGUAYA auspiciada por la APLU y la Inspección de Literatura del CES.
Se trata del volumen de Horacio Quiroga "Los desterrados y otros cuentos" con prólogo de Pablo Rocca y la Posdata "Quiroga: un escritor fronterizo" de la Prof. Agustina Mutio, incluye los cuentos: A la deriva, El desierto, El espectro, Los desterrados, La cámara oscura, El hombre muerto.
A partir del domingo 18 de marzo, todos los domingos con El País + $30
lunes, 12 de marzo de 2012
Nueva edición aumentada de "Al encuentro de las tres Marías" de Diego Fischer
Recomiendo el libro a quienes quieran actualizar su visión de la gran poeta uruguaya. No recomendable para quienes quieren mantener la imagen candorosa de la autora que nos han transmitido desde la escuela.
Espectáculos
Lanzan edición aumentada de "Al encuentro de las tres Marías"
Libros. Diego Fischer reunió nuevos documentos de
Juana de Ibarbourou
Con Al encuentro de las tres Marías (Editorial Sudamericana), Fischer pudo recorrer el país, hecho que a su vez redundó en poder recabar más material. "Allí, donde me invitaron a presentar el libro, estuve. Y puedo afirmar que en esas ciudades o pueblos del Interior nunca faltó una persona o varias que me acercaran una carta o un poema de Juana escrito de su puño y letra. También estuvieron los que me contaban historias o presuntos vínculos con ella", cuenta el literato.
"Varias de esas historias me obligaron a retomar la investigación y comprobé que algunas eran ciertas y están en esta nueva edición. Otras, no digo que no hayan sucedido, pero al no encontrar un respaldo documental que las avalara, o una segunda fuente que las confirmara, quedaron para mí, como meras anécdotas", reflexiona.
Casi al mismo tiempo, Fischer tuvo noticias de un escritor canadiense, Sergio Zaitzeff, quien investigó la correspondencia de Alfonso Reyes con decenas de escritores hispanoamericanos, entre ellos Juana de Ibarbourou. El contacto con Zaitzeff fue una nueva fuente de información extraordinaria.
Todos estos aportes, sin embargo, no modifican el eje de la obra. "A mí me reafirmó lo que sostengo desde el día en el que terminé de escribir el libro. Nada de lo que se contó sobre Juana o casi nada fue cierto. Se la transformó tempranamente en un mito y en una leyenda y esa misma mistificación contribuyó decididamente a que su vida fuese un calvario. Pero también me sigue sorprendiendo su capacidad para transformar esos durísimos trances de su vida en versos y prosas de enorme belleza. Además seguí encontrando en su obra la descripción de esos momentos de tanta desdicha pero también los breves episodios de enorme felicidad que supo vivir intensamente". Sobre el éxito de este libro, el autor asegura que es compartido con su propia biografiada. "Juana es un mito, una leyenda para todas las personas mayores de 40 años. Su belleza, su desenfado y transgresión siendo joven y casada. Luego, tantos años de reclusión voluntaria hizo que el mito creciera. Después, el encarcelamiento que le impuso su hijo en la última etapa de su vida, contribuyó a acrecentar la leyenda, que nació el 10 de agosto de 1929 cuando la consagraron Juana de América", señala.
"También están los años del desprecio que le prodigaron muchos integrantes de la Generación del 45. Aún en esa etapa de `ninguneo`, Juana no pasó inadvertida. Y luego, la dictadura que la sepultó en vida con una condecoración infame", remata Fischer, agregando que su libro llevó a mucha gente joven a leer a la poetisa.
El
País Digital
Gabriel García Márquez cumple 85 años
Espectáculos
Gabriel García Márquez cumple 85 años
Celebración. "Cien años de soledad" estará desde
hoy en el ciberespacio, solo en español
Para leer el artículo completo en El País digital del 6 de marzo:
http://www.elpais.com.uy/12/03/06/pespec_628770.asp?utm_source=news-elpais&utm_medium=email&utm_term=text-link&utm_content=García%20Márquez%20cumple%2085%20años&utm_campaign=Resumen%20Matutino
domingo, 11 de marzo de 2012
Convocatoria para el I Concurso de Poesía, organizado por LO QUE VENDRÁ / revista de poesía
Revistade Poesía LO QUE VENDRÁ convoca al
I Concurso de Poesía/ revista LO QUE VENDRÁ año 2012.
BASES
Condiciones generales:
1) Podrán participar personas mayores de 16 años, uruguayos residentes tanto en Uruguay como en el exterior del país.
2) Las obras se enviarán a POSTE RESTANTE de CORREO NACIONAL, SUCURSAL N°01 Palacio Municipal a nombre de Diego Rodríguez Cubelli C. I. 4.359.888-8, indicando en el sobre:
I Concurso de Poesía Revista LO QUE VENDRÁ 2012.
3) El plazo establecido para recibir las obras es del 15 de marzo al 15 de abril.
4) Se deben enviar tres copias mecanografiadas, debidamente encuadernadas en formato de papel A4, impresas a una sola carilla, fuente de letra Times New Roman 12 puntos y con interlineado de 1,5. En la portada decada ejemplar se debe indicar nombre de la obra y seudónimo.
5) Se utilizará el sistema de plicas para preservar la identidad de los autores: dentro del sobre que contiene las copias de la obra se debe introducir otro sobre pequeño indicando en el exterior el título de la obra presentada y en el interior los datos del autor: nombre, título de la obra, seudónimo, C.I., fecha de nacimiento, domicilio, teléfono y correo electrónico.
De las obras:
6) Las obras serán inéditas, escritas en español e irán firmadas con seudónimo.
7) Cada participante podrá concursar con una sola obra.
8) El tema y la métrica serán libres.
9) Podrán participar obras en verso o prosa poética.
10) La extensión para obras en verso será de 150 versos como mínimo y 350 como máximo. En el caso de prosa poética la extensión será de 15 carillas como mínimo y un máximo de 20.
De los premios:
11) Se otorgará un único premio que consistirá en la edición de la obra dentro de una colección de LO QUE VENDRÁ.
12) Al ganador se le entregarán 30 ejemplares de dicha edición.
Del Jurado:
13) El Jurad oestará integrado por Claudia Magliano, Ignacio Suárez y Eduardo Nogareda como representante de la revista.
14) Dicho jurado tendrá 45 días para expedir su fallo a partir del cierre de la convocatoria.
15) El Jurado podrá declarar desierto el premio.
16) El Jurad opodrá otorgar un máximo de 3 menciones.
Otras:
Se recibirán consultas al correo electrónico: revistaloquevendra@gmail.com.
La participación en el concurso supone la aceptación de las presentes bases.
I Concurso de Poesía/ revista LO QUE VENDRÁ año 2012.
BASES
Condiciones generales:
1) Podrán participar personas mayores de 16 años, uruguayos residentes tanto en Uruguay como en el exterior del país.
2) Las obras se enviarán a POSTE RESTANTE de CORREO NACIONAL, SUCURSAL N°01 Palacio Municipal a nombre de Diego Rodríguez Cubelli C. I. 4.359.888-8, indicando en el sobre:
I Concurso de Poesía Revista LO QUE VENDRÁ 2012.
3) El plazo establecido para recibir las obras es del 15 de marzo al 15 de abril.
4) Se deben enviar tres copias mecanografiadas, debidamente encuadernadas en formato de papel A4, impresas a una sola carilla, fuente de letra Times New Roman 12 puntos y con interlineado de 1,5. En la portada decada ejemplar se debe indicar nombre de la obra y seudónimo.
5) Se utilizará el sistema de plicas para preservar la identidad de los autores: dentro del sobre que contiene las copias de la obra se debe introducir otro sobre pequeño indicando en el exterior el título de la obra presentada y en el interior los datos del autor: nombre, título de la obra, seudónimo, C.I., fecha de nacimiento, domicilio, teléfono y correo electrónico.
De las obras:
6) Las obras serán inéditas, escritas en español e irán firmadas con seudónimo.
7) Cada participante podrá concursar con una sola obra.
8) El tema y la métrica serán libres.
9) Podrán participar obras en verso o prosa poética.
10) La extensión para obras en verso será de 150 versos como mínimo y 350 como máximo. En el caso de prosa poética la extensión será de 15 carillas como mínimo y un máximo de 20.
De los premios:
11) Se otorgará un único premio que consistirá en la edición de la obra dentro de una colección de LO QUE VENDRÁ.
12) Al ganador se le entregarán 30 ejemplares de dicha edición.
Del Jurado:
13) El Jurad oestará integrado por Claudia Magliano, Ignacio Suárez y Eduardo Nogareda como representante de la revista.
14) Dicho jurado tendrá 45 días para expedir su fallo a partir del cierre de la convocatoria.
15) El Jurado podrá declarar desierto el premio.
16) El Jurad opodrá otorgar un máximo de 3 menciones.
Otras:
Se recibirán consultas al correo electrónico: revistaloquevendra@gmail.com.
La participación en el concurso supone la aceptación de las presentes bases.
Literatura uruguaya: Redescubrir a los grandes
Espectáculos
Literatura uruguaya: Redescubrir a los grandes
El País lanzará una colección de escritores
fundamentales
Para acceder al artículo completo, siga este vínculo:
martes, 6 de marzo de 2012
Nuevo proyecto: 365
365-1: La libertad tiene dos ruedas
La libertad tiene dos ruedas,
un motor 125, una carretera. Nadie tiene que saber lo que ha dejado atrás,
semienterrado en la arena. Nadie tiene que enterarse. Estuvo cuidando a su
madre toda la noche. La cama alta, de hierro antiguo, respaldo oxidado, mantas
que huelen a naftalina mezclada con humedad añeja. Ana, la cuidadora, tiene su
noche libre. Hoy le toca a él. Nadie lo va a sospechar. El hijo abnegado no
será capaz de abandonar a la anciana enferma a la rigurosidad de una noche fría
de otoño. ¿Y si empeora? ¿Y si justo esa noche su salud se resiente y decide
morirse? ¿Quién le administrará los primeros auxilios? ¿Quién brindará
testimonio de sus últimos momentos? El hijo amado, por supuesto, el que siempre
está a su lado, el que la lleva al médico, el que se esmera en el trabajo
haciendo horas extras para que nada le falte a la enferma.
La noche está ventosa y
nublada. La luna creciente se desdibuja bajo nubarrones de tormenta. El viento
viene en oleadas que tironean con mano férrea la moto hacia la banquina. La
carretera está tranquila. El primer auto cruza por él a los tres kilómetros y
le hace seña con las luces. Presiona el botón de la luz larga para indicarle al
conductor que lo que lleva puesto es la luz baja y recién entonces se da
cuenta: el maldito mecánico no arregló lo que le encargó. Las luces altas no
funcionan. Eso le pasa por confiado, por no haber revisado si compuso lo que
pidió antes de llevarse la moto del taller la semana pasada. Nunca se debe
aflojar a los mecánicos. Como no había salido a la carretera, no se había
enterado del engaño. Y ahora manejaría el resto del camino con los malditos
brasileros haciéndole señales de luces cada vez que cruzaban…
Como si no supiera él lo que
dicen a sus espaldas… Como si no escuchara el murmullo de las vecinas
cotilleando cuando él se retira del cuarto… Es el hijo solterón, el único que
le resta. Que porque no se ha casado tiene la obligación de velar por su madre
vieja, que porque no tiene descendencia dispone de tiempo libre para dedicarlo
por completo a su madre enferma… Como si no supiera él que las viejas cacatúas se
preguntan si es marica, si todo le funciona bien, si no será así porque la
madre lo crió muy pollerudo… Las viejas de mierda creen que él no lo sabe, que
no puede leer cada una de sus neuronas como pasas, que él no puede escucharlas
susurrar y susurrar…
Por eso el primer golpe le
salió fácil. Ella no gritó. Su boca formó una O de pura sorpresa. El segundo
fue más fácil aún y más medido. Para que ya no tuviera la oportunidad de gritar.
Y el tercero fue cuando ya estaba en el suelo. Para que no le quedaran dudas de
sus intenciones usó una piedra, uno de las que el porteño cuidaba tanto porque
señalizan el límite de su terreno. Las mismas que usaron tantas veces como
banco para sentarse a tomar mate y charlar mirando las olas de la laguna.
El llamado de atención fue una
única vez, pero fue suficiente para no olvidarlo. Cabeza parcialmente calva,
barriga prominente, dos perros de raza desconocida con aspecto de caros, voz de
baboso como todo argentino y camioneta que seguro había costado más que la casa
de su madre y su moto juntas. Que no le moviera las piedras que estaban allí a
propósito para marcar el límite del terreno… ¿que qué límite si después venía
la playa…? Sí, señor, no sabía que esto tenía dueño, disculpe usted. Venimos
aquí por la sombra y porque podemos dejar la moto resguardada. Le dejaremos las
piedras como las encontramos…
Fue cuando tuvo la idea. El
porteño limpiaba el terreno con una cortadora de césped, seguro porque pensaba
quedarse varios días… Así que una noche hizo la prueba.
Era la noche libre de la
cuidadora. Le administró a su madre un comprimido más del Alplacín que la vieja
tomaba para dormir y en veinte minutos estuvo en el balneario en el fondo de la
casa del porteño baboso. Allí estaba la camioneta Mercedes estacionada sobre la
arena de la playa. Sin cercos, sin muros, sin garaje. Cada goma seguro costaba
lo que costaba su moto… Llevó un cuchillo especial que usaba para trinchar la
carne del asado de los domingos y otro gancho que él mismo había preparado. No
fue fácil. La rueda era enorme y resistente. Es que esas camionetas eran raras
por esos lados… Pero lo logró. Le llevó una hora de trabajo estropearle todas
las gomas. La primera fue la más difícil. Luego descubrió por donde entrarle
más fácilmente.
Un hora cuarenta minutos y
estaba de regreso. De madrugada las viejas cacatúas dormían en sus casas. Los
vecinos eran gente trabajadora que tenía que levantarse temprano a trabajar, no
tenían tiempo de controlar sus idas y venidas. De todos modos fue precavido,
apagó la moto una cuadra antes y entró con ella al costado. Así iba preparando
la cosa.
Al otro día esperó algún
comentario. Los vecinos no preguntaron nada. A las viejas cacatúas no les llegó
ningún chisme. Un muy buen comienzo, se
dijo, un muy buen comienzo. Y la citó para el próximo día libre de la
cuidadora. Ella no dio muestras de sospechar nada. Le prometió una noche
romántica en una cabañita que había alquilado cerca de la playa. Hacía tanto
que no salían así, como novios… Es que con todo lo que él trabajaba y la madre
enferma, la relación se había ido poniendo más y más difícil, llena de roces y
discusiones. Ella estaba más reacia a pensar en el futuro de la relación. Pero
no podría negarse a un fin de semana romántico en la playa. Trabajaba toda la
semana como cajera de un supermercado y frecuentemente tenía que cumplir horas
extra. No podía desperdiciar la oportunidad de un fin de semana de descanso
donde no tendría que poner ni un peso de su magro sueldo.
Como ella salía tarde del
trabajo y él tenía la disculpa de que tenía que atender a su madre, salieron
cuando ya iba larga la noche. No era mucho lo que cargaban porque él le había
prometido que en la cabaña tendría todo. Lo más difícil fue hacerla mantener el
secreto de su destino. Lo demás se solucionó con un poco de elemental
psicología. Ella no sabía que él ya estaba enterado de su amorío con un
compañero de trabajo. El marido estaba en misión en uno de esos países
africanos afectado por algún desastre de la naturaleza. Era mejor guardar el
secreto. Si las amigas preguntaban, diría que se había ido con la familia. Si
el marido o la familia preguntaban, se había ido a pasar el fin de semana con
las amigas.
No se molestó en enterrarla.
¿Para qué? La arrastró hasta la hondonada entre los pastos y le tiró un poco de
arena encima para que no fuera muy fácil verla desde la playa. El porteño ya se
había regresado a su país. La temporada era baja y no mucha gente iba a
sentarse al montecito. Y tampoco le interesaba que demoraran tanto en
encontrarla y no pudieran determinar el momento de la muerte. Quería que lo
supieran para que confirmaran que no había sido él por la hora. ¿Y si resultaba
que la policía no era como los de la serie CSI que tanto le gustaba ver en la
televisión brasilera y no lograban determinar con exactitud el momento de la
muerte? ¿Y si demoraban mucho a encontrar el cuerpo? No, no podía correr
riesgos… Pero no podía pasar de marica a cornudo. Eso sí que no. La decisión
había sido acertada.
Recién comenzaba a darse cuenta
de lo mal señalizada que estaba la carretera. No había línea central pintada en
las curvas, ni en el centro ni el borde. Las guardas de tinta fluorescente
hacía mucho que no se pintaban si era que existían. La sola señal de tránsito no
era suficiente para una moto que viajara a 80 km/h. Y todavía venían los
malditos brasileros con las luces altas prendidas cegándolo a cada pasada…
De pronto, sintió como el miedo
se superponía a la euforia de haberse salido con la suya. ¿Y si tenía un
accidente? ¿Y si resultaba que después de todo su trabajo terminaba muriendo en
la carretera cegado por las luces de un auto? Disminuyó a 60 pero no bajó el
cambio. Ya había superado la primera curva y enseguida estaría el puente. Una
vez que lo hubiera rebasado podría aumentar de nuevo la velocidad.
Fue entonces cuando no vio a
las bicicletas. Vislumbró por el rabillo del ojo el reflejo de los faros de la
moto en el guardabarros trasero de una de ellas. No alcanzó a ver si los
ciclistas eran chiquillos irresponsables o trabajadores de arrocera. No
llevaban ningún objeto reflector ni tampoco luces. Aflojó el acelerador pero
recordó tarde el desnivel de la entrada del puente. Con la disminución brusca
de la velocidad y el cambio en quinta, el motor no le respondió.
Si la intención es lo que
cuenta, él buscó desviar las bicicletas. La moto quedó incrustada entre una
columna del puente y la barandilla de hierro. El hombre agonizaba usando de
almohada la roca que yacía a un lado de la cañada mientras el sanatorio y el
hospital discutían a quién le correspondía enviar la ambulancia en su auxilio. Para
suerte (o mala suerte…) del hombre, el otoño iba seco, había poca agua y, por
lo tanto, ningún riesgo de morir ahogado.
25 y 26 de febrero de 2012
Shopping-fit y otras gilipolleces | Web oficial de Arturo Pérez-Reverte
Es un genio, qué más puedo decir... Una reverencia al señor
Pérez-Reverte.
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