Siri Bergman vive
sola en el archipiélago rocoso a las afueras de Estocolmo, trabaja como
psicóloga y ha enviudado hace poco tiempo, por lo que tiene sus propios problemas: mantiene siempre las luces encendidas durante la noche y tiene dificultades para dormir que soluciona bebiendo un poco de alcohol. Un día siente que alguien la vigila, y esa circunstancia coincide con el supuesto suicidio de una de sus pacientes, a la que encuentra flotando en el embarcadero frente a su casa, y que
ha dejado una carta acusándola de ser la causante de su muerte. ¿Quién es la persona que la vigila?
¿Es un hombre o una mujer? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Será la misma persona que asesinó a su paciente y ahora la busca a ella?
Busqué leerla porque me interesó la anécdota sobre el reto de escribir una novela criminal que se plantearon las hermanas Camilla Grebe y Åsa Träff. A pesar de que fueron bautizadas rápidamente como “las hermanas del crimen” y comparadas con Camilla Läckberg (escritora sueca de novela negra nacida en 1974 que me gustó más que estas señoras), el libro me decepcionó un poco.
Las hermanas Camilla y Åsa |
Aunque narrada en
primera persona, el inicio es flojo, vacilante, como un niño que comienza a
caminar y no está seguro de mantenerse erguido en sus primeros pasos. La
resolución del misterio no me resultó obvia pero tampoco me obsesionó su
resolución. No me pasé mitad de
la historia queriendo terminarlo para poder dilucidar quién era el asesino al
final, ni sentí nunca que la protagonista estaba realmente en peligro, ni
siquiera se me hizo un nudo con la perspectiva de tener que desconfiar de
tantos personajes sencillamente porque no eran tantos ni eran tan interesantes... Pero si sirve de
consuelo, mejora a medida que vas entrando en la historia y la perspectiva
desde los informes de una psicoterapeuta (Åsa Träff es formada Licenciada en Psicología) es, al menos, novedosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario