martes, 21 de febrero de 2012

Mis libros preferidos

      Estos son mis doce libros preferidos por diferentes razones. A la mayoría vuelvo a leerlos periódicamente y le encuentro nuevos significados. Seguro que si lo pienso encuentro alguno más para la lista, pero por ahora, lo mejor es que sean doce.
      El orden de aparición es arbitrario.

Peregrinación. El Libro del Pueblo. Zenna Henderson.
      La novela que marcó mi adolescencia y me hizo sentir que tal vez, tal vez... no estuviera tan sola en el mundo...


Nada y así sea. Oriana Fallaci.
      Esta mezcla de autobiografía, diario periodístico y reportaje es un testimonio cáustico, desgarrador y brutal sobre la violencia y su manifestación máxima: la guerra.


El Club Dumas. Arturo Pérez-Reverte.
       Me gustaría saber si algún "lectónamo" ha logrado
permanecer incólume ante esta novela.
   

El alquimista. Paulo Coelho.
      Esta alegoría sobre la búsqueda que todos deberíamos emprender en pos de nuestros sueños fue el único libro que me acompañó durante el viaje sin retorno que emprendí como mochilera en los noventa. Un amigo me prestó una edición que ni siquiera le pertenecía sin saber si podría regresársela algún día. Volverás y me la devolverás, me dijo. Aún creo que es el mejor libro escrito por Coelho.




Más que humano. Theodore Sturgeon.
      Otro de mis libros de adolescencia. He conocido personas a las que produce tal desasosiego al leerlo que tienen que renunciar a la lectura. La obra prima de Sturgeon.




Orgullo y prejuicio. Jane Austen.
      La novela romántica por excelencia. No he leído nada mejor. 



Predro Páramo. Juan Rulfo.
      Mi adorado Rulfo, que además era un excelente fotógrafo, dejó solamente dos grandes obras: un libro de cuentos El llano en llamas y esta magistral novela sobre la búsqueda de un hijo a su padre en un pueblo fantasma. Hermosa, hermosa. Me enamoré de él en mi adolescencia gracias a una profesora de literatura a la que, milagro de los milagros, no le gustaba García Márquez.
     


Sangre derramada. Asa Larsson.
      La novela que le puso palabras a mi dolor durante mi segunda internación y después de la muerte de mi abuelo...




El mago de Oz. L. Frank Baum
      Agradezco a mi amiga Vanda, una señora brasilera que iba a pescar con el esposo y una pareja de amigos en el lugar donde yo vivía, el haberme dejado este hermoso regalo. La leí repetidamente en mi infancia a la hora de la siesta, ayudada por la luz que se filtraba por una hendija de la ventana del cuarto.




Qiploq. Miguel Ángel Palou.
       La única novela erótica de mi biblioteca es un testimonio lírico y detallado sobre el período de luto que sigue a la ruptura en una relación amorosa.


The Host. Stephenie Meyer
      La autora de la saga Crepúsculo es amada y criticada con igual intensidad. Pero no sé si alguien más ha notado la escritora concienzuda que es Stephenie Meyer. Esta novela de ciencia ficción es un hermosa y delicada muestra de los matices que nos constituyen como seres humanos. Algo que desconozco si la autora hizo conscientemente porque ella afirma haber escrito nada más que una novela sobre las diferentes formas que puede adoptar el amor.


Las brumas de Avalon. Marion Zimmer Bradley
       Ficción histórica desde la perspectiva femenina de las mujeres que intervinieron en la historia del mítico rey Arturo. Recuerdo los blancos tomos en las revisterías durante mi adolescencia cuando recién la habían publicado en Brasil, la fascinación que sentí y no haberme atrevido a pedírsela a mi madre porque sabía que no podíamos pagarla. La novela que me dio a conocer la existencia de La religión de la Diosa cuando ni siquiera sabía que algo así existía...




No hay comentarios:

Publicar un comentario