viernes, 24 de febrero de 2012

La importancia de poder leer un libro al que pueda rayar

      En mi biblioteca no vale aquel mandamiento de la época en que mi madre iba a la escuela y me decía los libros no se rayan. Mis libros están rayados, señalados, rotulados, acotados, comentados, corregidos. Los rayo cuando los personajes son muchos y quiero poder volver atrás y confirmar alguna identidad que se me ha perdido en la trama. Los señalo con rotulador cuando me gusta alguna frase, me sonó original o poética alguna metáfora o me sentí identificada con algo que dijo o pensó un personaje o narrador. Les hago acotaciones al pie cuando encuentro referencias erróneas, o cuando algo me causa gracia, espanto o me produce asociaciones con otros textos, hasta les agrego símbolos personales cuando encuentro alguna referencia que me interesa investigar más a fondo. Y, por último, los corrijo cuando tienen errores de ortografía. Ah, sí, algunas ediciones contienen errores que pueden notar hasta los lectores que no son docentes de Idioma Español y puedo dar ejemplos bochornosos.

      En fin… mis libros contienen el mapa de mi mente, de mis estados de ánimo, del momento que estoy viviendo, de las razones que me llevaron a comprar ese libro, hasta de las diferentes reacciones que me provocó el texto en los diferentes momentos en que lo releí. Contienen el mapa de mi mente pero también de mi vida. Un libro aséptico, sin ningún trazo de tinta, es como un libro sin alma: nadie se sintió tentado a leerlo, no provocó nada, ni placer, ni molestia, ni enojo, ni siquiera aburrimiento. Ni siquiera huelen como los de las librerías, que huelen a nuevo o a ese perfume adulcicado de libro viejo que me infunde ganas de llevármelos a casa. Es un mapa sin carreteras ni nombres de localidades. A nadie le interesó lo suficiente como para dialogar con él. Es el testimonio de la indiferencia, de la pulcritud, del lomo decorativo e intocado en un estante. He visto libros así en algunas bibliotecas. He tenido algunos así, raros tomos de los que no he podido superar la primera página. Pero en mi biblioteca el libro intocado al lado de los otros, rayados y manoseados, tiene un significado, tiene su historia.

      Estamos en la época de las bibliotecas virtuales, de los libros electrónicos, donde, para suerte de los lectores que yacen, como yo, en ciudades donde las ofertas de títulos en las librerías son escasas, donde sólo se puede comprar libros variados y a buen precio en la capital, hay que recurrir a la web para mantenerse actualizado. Qué bueno que existe otra opción de lectura, pero qué dolor trae la pérdida… Y cuando hablo de pérdida me refiero a la imposibilidad dejar el testimonio escrito a colores en el papel de mi estado de ánimo en ese momento y en ese lugar, a no poder disfrutar el placer de dormirme con el libro en la mano y resolver la trama en sueños incorporando alguno de los personajes, o de poder cargar con la netbook en la cartera para seguir entusiasmada mi lectura en el consultorio del dentista o en el puente que tengo entre clase y clase. No es el mismo peso en la cartera, no es la misma comodidad, no puedo dejarlo olvidado y esperar encontrarlo cuando vuelva, y lo peor, se le termina la batería. De la netbook, del Smartphone, o de la tablet, si quieres sentirte más actual.

      No es mi intención convertir este texto en una diatriba sobre la preponderancia del libro electrónico sobre el libro de texto o volvería a La galaxia Gutenberg de Marshall McLuhan que ya rindió ríos de tinta. Apenas hago mías las palabras de Umberto Eco en una conferencia pronunciada en la Universidad de Columbia: “Leer una pantalla de computadora no es lo mismo que leer un libro.” Y en eso me uno a la corriente invisible de nostalgia que me hace pensar en la importancia de poder leer un libro que pueda rayar. Las bibliotecas virtuales están ahí, no se irán, hay que aprender a usarlas y aprovechar lo que tienen de mejor. Sería poco inteligente de nuestra parte agotarnos en discusiones inútiles y no aprovechar lo que la tecnología nos brinda de mejor. No dejaremos de comprar libros por ese motivo, no dejaremos de leer libros sólo porque ahora podemos encontrarlos, además, en otro formato. Es como decir que dejaremos de beber agua porque ahora existe la Coca Cola.

Sobre Testigos del silencio de Kathy Reichs


      La primera gran sorpresa: a excepción del nombre Temperance Brennan, nada tienen en común la protagonista de la serie y la protagonista de la novela de Kathy Reichs, esta antropóloga forense norteamericana que se convirtió en escritora conocida a través de la serie Bones. Y cuando escribo NADA, es eso exactamente lo que quiero decir. La segunda sorpresa: está bien escrita. La Brennan de la novela es divorciada, tiene una hija de 19 años, no trabaja en el Jerffersonian y su mejor amiga, que no se llama Ángela (el personaje representado por Micaela Comlin), es asesinada en esta primera novela de la serie. Por supuesto, tampoco hay rastros de ningún Booth que trabaje para el FBI. Al menos no en esta novela. Pero eso sí, vale la pena acompañar la trayectoria de esta otra Brennan, más humana, más creíble, más inteligente justamente por tener los rasgos de humanidad de la que su gemela televisiva carece. La forense que reconoce sentirse afectada por la violencia extrema a la que puede llegar el ser humano, que siente miedo y que lucha todos los días con el alcoholismo, principalmente cuando debe irse a la cama después de un aberrante caso y siente la necesidad de amortecerse con una copa.

      En esta novela, Brennan ha asumido el cargo de Directoa del Departamento de Antropolía Forense de la provincia de Quévec y acaba de llegar a Montreal. La llaman para analizar un cadáver descuartizado y meticulosamente guardado en bolsas de plástico que ha encontrado la policía. Brennan encuentra semejanzas entre este caso y otro que ha trabajado anteriormente y se dispone a investigar. Nada excepcional, un nuevo asesino serial de los que están de modo, pero recordemos que la novela es de 1997.

      Me gustaba la serie Bones, pero la serie Brennan me gusta más. La prosa es cuidada, las descripciones de su trabajo pecan por exceso de exactitud, lo que a veces la vuelve hasta morbosa, pero el lector siempre tiene la impresión de que Kathy Reichs sabe lo que hace, sabe hacia dónde va, conoce su trabajo y te va a conducir de forma segura hasta el final.

Reichs con algunos de los actores de la serie Bones

martes, 21 de febrero de 2012

Mis libros preferidos

      Estos son mis doce libros preferidos por diferentes razones. A la mayoría vuelvo a leerlos periódicamente y le encuentro nuevos significados. Seguro que si lo pienso encuentro alguno más para la lista, pero por ahora, lo mejor es que sean doce.
      El orden de aparición es arbitrario.

Peregrinación. El Libro del Pueblo. Zenna Henderson.
      La novela que marcó mi adolescencia y me hizo sentir que tal vez, tal vez... no estuviera tan sola en el mundo...


Nada y así sea. Oriana Fallaci.
      Esta mezcla de autobiografía, diario periodístico y reportaje es un testimonio cáustico, desgarrador y brutal sobre la violencia y su manifestación máxima: la guerra.


El Club Dumas. Arturo Pérez-Reverte.
       Me gustaría saber si algún "lectónamo" ha logrado
permanecer incólume ante esta novela.
   

El alquimista. Paulo Coelho.
      Esta alegoría sobre la búsqueda que todos deberíamos emprender en pos de nuestros sueños fue el único libro que me acompañó durante el viaje sin retorno que emprendí como mochilera en los noventa. Un amigo me prestó una edición que ni siquiera le pertenecía sin saber si podría regresársela algún día. Volverás y me la devolverás, me dijo. Aún creo que es el mejor libro escrito por Coelho.




Más que humano. Theodore Sturgeon.
      Otro de mis libros de adolescencia. He conocido personas a las que produce tal desasosiego al leerlo que tienen que renunciar a la lectura. La obra prima de Sturgeon.




Orgullo y prejuicio. Jane Austen.
      La novela romántica por excelencia. No he leído nada mejor. 



Predro Páramo. Juan Rulfo.
      Mi adorado Rulfo, que además era un excelente fotógrafo, dejó solamente dos grandes obras: un libro de cuentos El llano en llamas y esta magistral novela sobre la búsqueda de un hijo a su padre en un pueblo fantasma. Hermosa, hermosa. Me enamoré de él en mi adolescencia gracias a una profesora de literatura a la que, milagro de los milagros, no le gustaba García Márquez.
     


Sangre derramada. Asa Larsson.
      La novela que le puso palabras a mi dolor durante mi segunda internación y después de la muerte de mi abuelo...




El mago de Oz. L. Frank Baum
      Agradezco a mi amiga Vanda, una señora brasilera que iba a pescar con el esposo y una pareja de amigos en el lugar donde yo vivía, el haberme dejado este hermoso regalo. La leí repetidamente en mi infancia a la hora de la siesta, ayudada por la luz que se filtraba por una hendija de la ventana del cuarto.




Qiploq. Miguel Ángel Palou.
       La única novela erótica de mi biblioteca es un testimonio lírico y detallado sobre el período de luto que sigue a la ruptura en una relación amorosa.


The Host. Stephenie Meyer
      La autora de la saga Crepúsculo es amada y criticada con igual intensidad. Pero no sé si alguien más ha notado la escritora concienzuda que es Stephenie Meyer. Esta novela de ciencia ficción es un hermosa y delicada muestra de los matices que nos constituyen como seres humanos. Algo que desconozco si la autora hizo conscientemente porque ella afirma haber escrito nada más que una novela sobre las diferentes formas que puede adoptar el amor.


Las brumas de Avalon. Marion Zimmer Bradley
       Ficción histórica desde la perspectiva femenina de las mujeres que intervinieron en la historia del mítico rey Arturo. Recuerdo los blancos tomos en las revisterías durante mi adolescencia cuando recién la habían publicado en Brasil, la fascinación que sentí y no haberme atrevido a pedírsela a mi madre porque sabía que no podíamos pagarla. La novela que me dio a conocer la existencia de La religión de la Diosa cuando ni siquiera sabía que algo así existía...




lunes, 20 de febrero de 2012

Sobre Hush, Hush de Becca Fitzpatrick


      Una versión más refinada de Fallen (2010) de Lauren Kate, Hush, Hush (2009) de la escritora norteamericana Becca Fitzpatrick tiene personajes más sólidos pero sigue siendo liviana en lo que se refiere a la trama e incluye, además, una innecesaria ambigüedad en el carácter del galán de Nora Grey, una estudiante de dieciséis años del  Coldwater High School.



      Narrada en primera persona desde la perspectiva de la protagonista, como suele suceder en esta clase de novelas románticas juveniles de fantasía, no dan ganas de tirarla a la basura al comenzar a leerla pero tampoco de enamorarse de Joe “Patch” Cipriano, el ángel caído que va a tentar y, no se sabe si…, proteger a Nora Grey, que recibe la tarea de ser la tutora en la clase de biología del enigmático e intratable nuevo compañero. Cuestión de someterla a una opinión adolescente. En mi opinión, fácilmente olvidable.

Sobre Antes de que hiele de Henning Mankell

      En mi camino en busca de escritores suecos de novela negra conocidos, me encontré con Henning Mankell (Estocolmo, 1948) y Antes de que hiele, publicada en 2002. No tenía idea entonces de que había elegido tan luego la novela de la serie de Kurt Wallander que no estaba protagonizada por el personaje icónico de Mankell sino por la hija del inspector, Linda. En ningún momento tuve problemas para engancharme con la historia y me causó un evidente respeto la preponderancia que le da el autor a la relación padre-hija, con detalles cargados de humanidad, realismo, sensibilidad y sentido común.




      Linda tiene diez días libres antes de comenzar su trabajo como policía en práctica. Mientras tanto, se hospeda con su padre, reanuda sus conflictos personales y, a la vez, aprende de él como profesional al descubrir una accidentalmente una relación entre la desaparición de su amiga de infancia, Anna, un asesinato aterrador que investiga Kurt Wallander y unos extraños incidentes en los que se matan animales quemándolos con fuego.

Cayendo

Cae sobre nosotros,
sin descanso,
una mano de calor sólida.
Mientras todos se disfrazan
de lo que quieren ser
en esta convención de locos,
camino entre ellos en mi disfraz de humana
y los observo desde lejos
sin demasiado interés.
Esta noche su alegría no me conmueve:
es lejana, es impropia.
No siento ganas de contagiarme
de esa felicidad artificial
disfrazada para la ocasión.
Veo el mundo lleno de cabezas
con pelucas de colores
y mi sueño se puebla
de soledades que miran
el cielo y esperan una señal
para regresar a casa.



martes, 14 de febrero de 2012

Visión actualizada de uno de los mayores poetas uruguayos: Julio Herrera y Reissig

Espectáculos

Visión actualizada de uno de los mayores poetas uruguayos: Julio Herrera y Reissig


Se publicó una antología de trabajos sobre el gran poeta

A más de un siglo de su fallecimiento, el notable poeta, dramaturgo y ensayista uruguayo Julio Herrera y Reissig (1875-1910) sigue generando admiración y polémica por partes iguales. De ese juicio da cuenta Prosas herrerianas, un libro editado a fines del año pasado por la Biblioteca Nacional en dupla con Ediciones de la Banda Oriental.
El valioso material es un homenaje que al tiempo que reconoce el magisterio de este artista de primer orden, indaga en razones de su vigencia. El mismo reproduce los trabajos presentados a propósito del Coloquio Julio Herrera y Reissig (que tuvo lugar en 2010), a los que suma textos en prosa del escritor, el famoso discurso de Alberto Zum Felde pronunciado el día de su muerte y la conferencia consagratoria que diera Rubén Darío en 1912 en el Teatro Solís. Estos trabajos no habían sido hasta ahora publicados en formato libro.
La historia de este material se remonta por lo tanto al centenario de la muerte del poeta. Efectivamente, en 2010 la Academia Nacional de Letras consideró oportuno proponer a diversas instituciones sumarse a un trabajo común. La Biblioteca Nacional, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y el Instituto de Profesores Artigas aunaron fuerzas para la realización de una actividad conjunta, en el marco de sus acuerdos de cooperación.
Las distintas partes acordaron explorar sobre la obra del poeta desde una reflexión actual, aunando las colaboraciones de destacados intelectuales.
El libro, de 188 páginas, abre con una nota introductoria de Ricardo Pallares, a la que sigue el trabajo Tertulia lunática a la luz de la ficcionalidad, de Roberto Appratto. Luego Hebert Benítez Pezzolano aporta su estudio Las décimas de Julio Herrera y Reissig: entre la gauchesca y el modernismo.
El aporte de Gerardo Ciancio es de suma originalidad, dado que en él se reúnen las poesías que distintos artistas han escrito sobre Herrera y Reissig a lo largo de un siglo, abarcando gran diversidad de estilos y temas según las épocas y generaciones. Ovidio Fernández Ríos, Delmira Agustini, Roberto Ibáñez, Emilio Frugoni, son algunos de los integrantes de esa antología analizada. Daniel Vidal, Helena Corbellini y demás investigadores de valor suman sus aportes a este buen libro, cuya coordinación fue por cuenta de Carina Blixen.



El País Digital

Héctor Galmés editado con nuevos ojos

Espectáculos 

Héctor Galmés editado con nuevos ojos


Libros. Con prólogo de Elvio Gandolfo se publicaron las narraciones completas del autor

CARLOS REYES
Banda Oriental acaba de editar "Narraciones completas", del gran escritor uruguayo Héctor Galmés. El libro cuenta con prólogo de Elvio Gandolfo, quien dio detalles a El País sobre la nueva edición y el lugar de este raro autor en la literatura uruguaya.
El flamante libro reúne en menos de 600 páginas cuatro novelas y un fértil conjunto de cuentos. "Es la obra completa de él, todo lo que escribió: lo único que quedó afuera son los ensayos, que son muy buenos, algunos textos que escribió para Secundaria y el prólogo de La metamórfosis, que él tradujo del alemán", puntualiza Gandolfo.
El crítico literario no duda al afirmar que Galmés (1933-1986) "es alguien que todavía tiene bastante menos reconocimiento del que merece. El reconocimiento ha ido a parar a los cuentos, que no son tantos, aunque como novelista tiene varios trabajos interesantes".
Gandolfo califica a los cuentos de Galmés como "más cortos, modernos y con más punch. Son muy intensos, muy clásicos. Creo que él es muy seguro cuando narra cuentos, en cambio en las novelas avanza como tanteando, incluso en los personajes. Pero en los cuentos va al grano y es muy contundente", explica el prologuista.
El maná y Contrabajo solo son solamente dos ejemplos de la maestría de Galmés, donde se pueden encontrar diversos recursos literarios novedosos. "Hay tres o cuatro cuentos que son claramente fantásticos, de la mejor fantasía, aunque no es la única veta de los cuentos", señala el escritor, crítico y periodista.
"En algunos trabaja como el policial dado vuelta, donde la víctima parece buscar al criminal, invirtiendo el orden del policial", analiza Gandolfo, señalando que Galmés fue "un profesor de literatura, sumamente honesto, y riguroso con todo, que se daba cero manija a sí mismo".
En ese aspecto, el crítico lo vincula a otros dos autores: Mario Levrero y Anderseen Banchero. "Creo que son un trío de ases, incluso un par de veces hice antologías con relatos de los tres juntos. No eran de darse manija".
El presente libro seguramente difundirá más al Galmés novelista, que Gandolfo rescata apasionadamente. Necrocosmos, Las calandrias griegas, La siesta del burro y Final en borrador son las cuatro novelas que incluye el volumen, y que Gandolfo valora de manera desigual.
"Necrocosmos fue la que menos me interesó, porque es como muy metafórica. Tiene algo entre cortazariano y alemán. Y las otras tres novelas son muy buenas. En ellas incluye relatos que él extrajo y los metió entre sus cuentos".
Gandolfo señala Las calandrias griegas como su favorita. "Primero, porque toca temas que no se han tocado nunca de esa manera: hay un manejo de la mujer muy particular", comenta. "Y el lenguaje que tiene esa novela es muy especial: para mí hay un momento acá en el que la cultura pudo haberse acercado a la del `50 argentino. Había como un uso mayor del habla ciudadana. Con Las calandrias griegas y sus cuentos ya lees lo mejor de Galmés".
El crítico y narrador afirma que hay todo un Montevideo para descubrir en la obra de Galmés, donde también entra en juego el tema de la imaginación como arma de doble filo. "Un tema predominante es el lugar de la imaginación, incluso tiene un texto muy valioso al respecto. Era como un drama para él: la imaginación te sirve o te destruye. Sobre todo en los años 50, donde la gente tenía un trabajito, vivía algunos placeres y medio que moría por ahí la cosa. Entonces se buscaba a través de la imaginación, pero si la imaginación te domina demasiado, te bloquea".
"Otro aspecto es el papel del balneario, que no es para nada usual, y el tema de la publicidad. Hay un momento en que vos te crees que un personaje se ha casado y vive feliz, y es un aviso que están filmando. O sea que utiliza ese tipo de triquiñuelas, de una manera propia: no hay otro tipo que se le parezca. Galmés fue profesor de literatura, traductor y muy lector, y todo eso tiene que haber influido en su literatura. Sin embargo, luego usaba eso como un escritor, sin caer en lo formalista", remata Gandolfo.

Un narrador exquisito

Héctor Galmés nació en Montevideo, aunque conoció bien el Interior, donde dio clases de literatura. Hacia fines de la década del setenta y hasta que enfermó seriamente, dictó Literatura Española e Hispanoamericana en el IPA. "Necrocosmos" (1971), "Las calandrias griegas" (1977) y "Final en borrador" (1985), componen una trilogía cuyas constantes son la decadencia, los fueros de la imaginación y los problemas de la creación.
"El problema adicional que tuvo Galmés fue un cáncer muy embromado que lo bloqueó mucho en sus últimos años: por eso la última novela se llama `Final en borrador`, porque él consideraba que no estaba terminada", explica Gandolfo. El libro que ahora editó Banda Oriental cuenta también con algunas precisiones sobre la obra de Galmés a cargo de Heber Raviolo, quien ha trabajado mucho en los papeles del egregio escritor.



El País Digital

jueves, 9 de febrero de 2012

Literatura | Contadores de histórias - O homem ao embelezar, decorar o seu próprio corpo deu início ao sentido estético, estabeleceu uma forma de comunicação atrativa de expressão da arte e a arte, em todas as suas formas, é necessária ao homem para conhecer, modificar e interferir no mundo. a magia inerente à arte está presente também na palavra: o poder mágico da comunicação verbal.

Literatura Contadores de histórias - O homem ao embelezar, decorar o seu próprio corpo deu início ao sentido estético, estabeleceu uma forma de comunicação atrativa de expressão da arte e a arte, em todas as suas formas, é necessária ao homem para conhecer, modificar e interferir no mundo. a magia inerente à arte está presente também na palavra: o poder mágico da comunicação verbal.

(Hacer clic sobre el texto para ir directamente al artículo de la revista.)

Compra del mes: Diccionario de símbolos de Maria Cecilia Amaral de Rosa

 
      Aunque la relación de palabras es bastante completa, algunas explicaciones resultan demasiado elementales. Aunque la bibliografía detallada al final del libre es bastante extensa, encontré un hueco grande en la ausencia de referencias en las acepciones lo que produce una sensación de falta de rigurosidad científica al leerlo, algo que no se sucede en un clásico como el diccionario de Cirlot*. 
      Maria Cecilia Amaral de Rosa es pedagoga desde 1981 formada por la UNG, profesora de Educación Infantil de la red municipal de SP.




      * Juan Eduardo Cirlot, poeta y crítico de arte español, su Diccionario de Símbolos publicado en 1968 es referencia universal en múltiples disciplinas.

Sobre Te vigilo de Camilla Grebe y Åsa Träff

    Siri Bergman vive sola en el archipiélago rocoso a las afueras de Estocolmo, trabaja como psicóloga y ha enviudado hace poco tiempo, por lo que tiene sus propios problemas: mantiene siempre las luces encendidas durante la noche y tiene dificultades para dormir que soluciona bebiendo un poco de alcohol.  Un día siente que alguien la vigila, y esa circunstancia coincide con el supuesto suicidio de una de sus pacientes, a la que encuentra flotando en el embarcadero frente a su casa, y que ha dejado una carta acusándola de ser la causante de su muerte. ¿Quién es la persona que la vigila? ¿Es un hombre o una mujer? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Será la misma persona que asesinó a su paciente y ahora la busca a ella?

    Busqué leerla porque me interesó la anécdota sobre el reto de escribir una novela criminal que se plantearon las hermanas Camilla Grebe y Åsa Träff. A pesar de que fueron bautizadas rápidamente como “las hermanas del crimen” y comparadas con Camilla Läckberg (escritora sueca de novela negra nacida en 1974 que me gustó más que estas señoras), el libro me decepcionó un poco.
Las hermanas Camilla y Åsa

      Aunque narrada en primera persona, el inicio es flojo, vacilante, como un niño que comienza a caminar y no está seguro de mantenerse erguido en sus primeros pasos. La resolución del misterio no me resultó obvia pero tampoco me obsesionó su resolución. No me pasé mitad de la historia queriendo terminarlo para poder dilucidar quién era el asesino al final, ni sentí nunca que la protagonista estaba realmente en peligro, ni siquiera se me hizo un nudo con la perspectiva de tener que desconfiar de tantos personajes sencillamente porque no eran tantos ni eran tan interesantes... Pero si sirve de consuelo, mejora a medida que vas entrando en la historia y la perspectiva desde los informes de una psicoterapeuta (Åsa Träff es formada Licenciada en Psicología) es, al menos, novedosa.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Sobre Alvin Maker I, el séptimo hijo de Orson Scott Card

               Lo encontré revolviendo ofertas de libros en Pocho en mi último viaje a Montevideo. Quería algo liviano para ir leyendo en el ómnibus, y cuando uso la palabra liviano me refiero al peso que significa un libro en mi cartera, aunque la expresión se extendió luego también a su contenido. Sabía que Scott Card es un escritor estadounidense de ciencia ficción pero sólo había leído uno de sus relatos. Alvin Maker I, escrita en 1987, resultó ser más bien una novela de fantasía que recuerda mucho a los viejos cuentos de hadas.
      Una  familia de colonos se dirige al este. La esposa está embarazada. Al cruzar el vado de un río, durante una tormenta, el agua parece volverse contra ellos e intenta matarlos. Un niño arriesga su vida para que otro pueda nacer, un hermano debe morir para que el otro sobreviva: es el séptimo hijo varón, Alvin, un Hacedor (Maker, en inglés), un niño con la habilidad de modificar la materia según su voluntad. Es la historia de la vieja batalla del bien contra el mal que se repite o, en este caso, de las dos fuerzas antagónicas que constituyen el Universo personificadas en los Hacedores y Deshacedores.



 
      La historia de Alvin Maker I seguirá por siete libros más. Aún no he conseguido los demás, pero lo haré así que surja la oportunidad. Es liviana de leer e ideal para lectores jóvenes que recién se estén iniciando en la dinámica de este tipo de relatos. Contiene la carga adecuada de magia, profecías que prometen realizarse en los siguientes libro de la serie y no abusa de los sermones con frases hechas que está tan de moda reproducir cuando un personaje inicia a un aprendiz. Si leo alguno de los siguientes libros de la serie, espero saber más sobre la joven vidente que es el personaje más interesante de la historia.

Sobre Fiebre Oscura de Karen Marie Moning

    Han caído los muros que separan la humanidad de las hadas. MacKayla aún no lo sabe, pero es una sidhe-seer, una humana que puede ver a esos increíbles seres e interferir en sus acciones en este mundo. Vivía como una joven normal hasta que su hermana Alina es asesinada en circunstancias misteriosas y le deja un extraño mensaje en el correo de voz de su celular. A partir de ese momento, MacKayla se propone viajar a Irlanda y encontrar el asesino de su hermana.




"Mi filosofía es muy simple: cualquier día en el que nadie intenta asesinarme, es un buen día en mi libro.
 No he tenido muchos días buenos últimamente.
   No desde que los muros entre el Hombre y las Hadas se han venido abajo.
Por otra parte, no hay ninguna sidhe-seer viva que tenga un buen día desde entonces.
Antes que El Pacto fuese firmado entre  Hombre y Fae, (alrededor del 4000 a.c. para aquellos de vosotros que no estáis enterados de la historia de los Fae, ni conocéis nuestra historia Fae), los Cazadores Invisibles nos cazaron igual que animales y nos mataron. Pero el Pacto prohibió a los Fae derramar sangre humana, así que durante los siguientes seis mil años, pon o quita algunos siglos, aquellos con La Visión verdadera —personas como yo que no ponían ser engañadas por el glamour o la magia— fueron hechos cautivos y encarcelados en Faery hasta que murieran. A diferencia de algunas personas que conozco, no estoy fascinada por ellos. Tratar con los Fae es igual que tratar con alguna adicción: te entregas, ellos se adueñan de ti; te resistes,  pero nunca se van.
Ahora que los muros están bajados, los Cazadores volverán otra vez a asesinarnos. Exterminándonos como si nosotros fuésemos la plaga en este planeta."

Ni mejor ni peor que otras novelas románticas de fantasía para adolescentes, engancharse con la serie es sólo una cuestión de gusto. Los Fae que pueden provocar la muerte de las humanas con las que tienen sexo son un detalle que puede interesar a algunos. En mi opinión, fácilmente olvidable.

Karen Marie Moning

Esta escritora norteamericana nació en 1964, estudió criminología y publicó su primera novela en 1999. Bien a tiempo del boom de las escritoras de fantasía romántica juvenil.

jueves, 2 de febrero de 2012

Recomiendo leer: Noticias de la noche de Petros Markaris

     
      Cada mañana, a las nueve, nos observamos. Él permanece de pie ante mi escritorio, mirándome fijamente, no a los ojos sino un poco más arriba, justo en medio de la frente. "Soy un cretino", me dice, aunque no lo expresa con palabras.
      Yo, sentado a la mesa, de mi despacho le clavo la mirada en los ojos, ni más arriba ni más abajo: licencias del rango. "Sé que eres un cretino",le transmito, aunque tampoco pronuncio ni una palabra y es mi mirada la que habla.(...)

      Fragmento inicial del Capítulo I de Noticias de la noche.


      Desfachatez, ironía, falta de escrúpulos en el momento de usar los métodos que sean necesarios para resolver los crímenes, son algunas de las características del protagonista de esta interesante novela policiaca: Kostas Jaritos,comisario aficionado a los diccionarios. Jaritos cuenta, además, con un temperamento sagaz, un inepto ayudante y un siempre presente espíritu crítico, como cuando hace una analogía de la sociedad griega y de su biblioteca de cuatro anaqueles.

 
      Los cadáveres de un matrimonio albanés, una ambiciosa periodista que hace sugerencias sobre el caso y luego es asesinada, el comercio clandestino que alimenta los intereses de organizaciones griegas y albanesas… ingredientes propios de la novela negra. Aunque bien escrita y bien resuelta, lo mejor de la historia es el humor omnipresente y la caracterización de los personajes.

      La vida familiar de Jaritos y la relación con su mujer, Adrianí, son un atractivo paralelo que también debe mencionarse. Aunque nos muestra una visión machista de las relaciones de pareja que puede resultar un poco cruda, también es posible reconocer esas pequeñas mezquindades que caracterizan algunos matrimonios de muchos años.

      Petros Markaris es un traductor, dramaturgo, guionista y narrador griego conocido mayormente por sus novelas policiacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos, el mismo de Noticias de la noche, la primera novela de la serie.