CARLOS REYES
Banda Oriental acaba de editar "Narraciones completas", del gran escritor
uruguayo Héctor Galmés. El libro cuenta con prólogo de Elvio Gandolfo, quien dio
detalles a El País sobre la nueva edición y el lugar de este raro autor en la
literatura uruguaya.
El flamante libro reúne en menos de 600 páginas cuatro novelas y un fértil
conjunto de cuentos. "Es la obra completa de él, todo lo que escribió: lo único
que quedó afuera son los ensayos, que son muy buenos, algunos textos que
escribió para Secundaria y el prólogo de La metamórfosis, que él tradujo del
alemán", puntualiza Gandolfo.
El crítico literario no duda al afirmar que Galmés (1933-1986) "es alguien
que todavía tiene bastante menos reconocimiento del que merece. El
reconocimiento ha ido a parar a los cuentos, que no son tantos, aunque como
novelista tiene varios trabajos interesantes".
Gandolfo califica a los cuentos de Galmés como "más cortos, modernos y con
más punch. Son muy intensos, muy clásicos. Creo que él es muy seguro cuando
narra cuentos, en cambio en las novelas avanza como tanteando, incluso en los
personajes. Pero en los cuentos va al grano y es muy contundente", explica el
prologuista.
El maná y Contrabajo solo son solamente dos ejemplos de la maestría de
Galmés, donde se pueden encontrar diversos recursos literarios novedosos. "Hay
tres o cuatro cuentos que son claramente fantásticos, de la mejor fantasía,
aunque no es la única veta de los cuentos", señala el escritor, crítico y
periodista.
"En algunos trabaja como el policial dado vuelta, donde la víctima parece
buscar al criminal, invirtiendo el orden del policial", analiza Gandolfo,
señalando que Galmés fue "un profesor de literatura, sumamente honesto, y
riguroso con todo, que se daba cero manija a sí mismo".
En ese aspecto, el crítico lo vincula a otros dos autores: Mario Levrero y
Anderseen Banchero. "Creo que son un trío de ases, incluso un par de veces hice
antologías con relatos de los tres juntos. No eran de darse manija".
El presente libro seguramente difundirá más al Galmés novelista, que Gandolfo
rescata apasionadamente. Necrocosmos, Las calandrias griegas, La siesta del
burro y Final en borrador son las cuatro novelas que incluye el volumen, y que
Gandolfo valora de manera desigual.
"Necrocosmos fue la que menos me interesó, porque es como muy metafórica.
Tiene algo entre cortazariano y alemán. Y las otras tres novelas son muy buenas.
En ellas incluye relatos que él extrajo y los metió entre sus cuentos".
Gandolfo señala Las calandrias griegas como su favorita. "Primero, porque
toca temas que no se han tocado nunca de esa manera: hay un manejo de la mujer
muy particular", comenta. "Y el lenguaje que tiene esa novela es muy especial:
para mí hay un momento acá en el que la cultura pudo haberse acercado a la del
`50 argentino. Había como un uso mayor del habla ciudadana. Con Las calandrias
griegas y sus cuentos ya lees lo mejor de Galmés".
El crítico y narrador afirma que hay todo un Montevideo para descubrir en la
obra de Galmés, donde también entra en juego el tema de la imaginación como arma
de doble filo. "Un tema predominante es el lugar de la imaginación, incluso
tiene un texto muy valioso al respecto. Era como un drama para él: la
imaginación te sirve o te destruye. Sobre todo en los años 50, donde la gente
tenía un trabajito, vivía algunos placeres y medio que moría por ahí la cosa.
Entonces se buscaba a través de la imaginación, pero si la imaginación te domina
demasiado, te bloquea".
"Otro aspecto es el papel del balneario, que no es para nada usual, y el tema
de la publicidad. Hay un momento en que vos te crees que un personaje se ha
casado y vive feliz, y es un aviso que están filmando. O sea que utiliza ese
tipo de triquiñuelas, de una manera propia: no hay otro tipo que se le parezca.
Galmés fue profesor de literatura, traductor y muy lector, y todo eso tiene que
haber influido en su literatura. Sin embargo, luego usaba eso como un escritor,
sin caer en lo formalista", remata Gandolfo.
Un narrador exquisito
Héctor Galmés nació en Montevideo, aunque conoció bien el Interior, donde dio
clases de literatura. Hacia fines de la década del setenta y hasta que enfermó
seriamente, dictó Literatura Española e Hispanoamericana en el IPA.
"Necrocosmos" (1971), "Las calandrias griegas" (1977) y "Final en borrador"
(1985), componen una trilogía cuyas constantes son la decadencia, los fueros de
la imaginación y los problemas de la creación.
"El problema adicional que tuvo Galmés fue un cáncer muy embromado que lo
bloqueó mucho en sus últimos años: por eso la última novela se llama `Final en
borrador`, porque él consideraba que no estaba terminada", explica Gandolfo. El
libro que ahora editó Banda Oriental cuenta también con algunas precisiones
sobre la obra de Galmés a cargo de Heber Raviolo, quien ha trabajado mucho en
los papeles del egregio escritor.