Había leído críticas
sobre la obra de Jeff Lindsay (dramaturgo y novelista norteamericano nacido en 1952) y la
libertad de creación que se tomaron en todas las temporadas a excepción de la
primera. Sentía curiosidad por saber si las novelas tenían el mismo tono de
humor negro que la serie. No me refiero al humor negro grotesco y de mal gusto
que se ve en algunas películas norteamericanas a las que aborrezco. No, me
refiero al humor negro inteligente, mordaz, ocurrente. Pero a la vez liviano, bien
escrito, sin esas excesivas descripciones que no hacen más que prometer una
profundidad que ya sabemos que está ausente cuando comenzamos a leer el libro o
habríamos elegido otra cosa para leer… Como suelen ser las novelas criminales
norteamericanas de la actualidad y lo que explica el motivo por el cual la
serie se volvió tan popular.
La primera temporada está basada casi totalmente en ese primer libro. Casi, porque el final es diferente. Y si
son fanáticos admiradores de Dexter, valdrá la pena la “relectura”. Algunos
personajes asumen un matiz diferente al de la serie. Déborah, la hermana de
Dexter, es más bonita aunque no más inteligente, la inspectora Laguerta es menos
inteligente y más lasciva. Algunos detalles de los asesinatos son más morbosos,
aunque parezca imposible.
La narración a
través de los monólogos interiores del protagonista desde su particular
perspectiva sigue siendo su principal atractivo.
Jeff Lindsay (en el centro) con los actores protagonistas de la serie |
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