Encontré Poemas impuros en una librería de mi
ciudad, o sea, del único modo que puede encontrarse un buen libro aquí: por
pura casualidad. Como lo hago a veces, anoté en la primera página en blanco la
razón que me llevó a comprarlo: “por la promesa de la palabra ‘impuros’”. Lo
había visto, volví y lo busqué: nadie lo había descubierto aún. Es mío. Y este
es un sentimiento que sólo un lector adicto puede comprender.
De acuerdo a su página web, Nuria Amat nació en Barcelona.
Así, sin ninguna fecha. Investigando es posible determinar un año: 1950, no
oficial. Es escritora, pero no una escritora así nomás… ha escrito novelas,
poesía, teatro, ensayo y artículos periodísticos. Deslindó los géneros literarios
antes de que este tema estuviera tan de moda.
De este libro rescato la crudeza de las expresiones que
utiliza para referirse al paso del tiempo por la vida: “Resiste cuerpo, /caracol nocturno, /reducido a larva, /Armario sin
negrura, /poema roto, /coito fracasado /con la vida”; y la sencillez de las
que utiliza para referirse al amor y el desamor: “Lo que toco se deshace, /lo que amo se estropea. /Mi conflicto con la
vida /es tan agudo /que, entre amar y matar, /apenas veo la diferencia /de una
letra”; a las huellas del tiempo en nuestro cuerpo: “Me estoy haciendo vieja, / ya no bailo, /no maldigo a los vecinos,…”.
En su página web,http://www.nuriaamat.com/biblioteca/, es posible ver fotos de su biblioteca y
leer algunas páginas de su libro Escribir y callar:
“Mi biblioteca es oscura. Más cripta de
iglesia parece que almacén de libros. Una tumba de obras literarias. Un
mausoleo destinado a la lectura. Un monumento vivo. Al fin y al cabo, los
libros siguen alimentando mi existencia. ¿Ahora menos? Ahora cuando tal vez ya
me he convertido en libro…”
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