Era
un 26 de diciembre y el momento en que los niños mostrábamos, orgullosos,
nuestros regalos de navidad. A mí me habían dejado una cadenita con una
llavecita dorada guardada en una cajita blanca de la que estaba enamorada. No
acostumbrábamos a recibir objetos tan bonitos de regalo. Así que me la puse y
salí a presumirla con mi mejor amiga por el barrio.
Nuestro
paseo consistía en caminar hasta el final de la cuadra y volver, y así
repetidamente. Era un barrio situado en la periferia con muchos solares
deshabitados y las casas quedaban muy apartadas unas de las otras. En una de
nuestras vueltas nos encontramos con la tía de mi amiga que vivía casa por
medio a la mía.
Ya
no recuerdo su nombre pero ella era la bruja del barrio. Ella y su marido. Una
mujer de estatura promedio, más bien delgada, de mirada aguda y cabello lacio y
negro. Los viernes era posible escuchar durante la madrugada los ensordecedores
tamboriles de sus sesiones semanales de espiritismo. Ella me “benció”* cuando
tuve “la paletilla caída”** y a ellos recurríamos de vez en cuando para que
trataran algún mal que los doctores no sabían curar.
Se
detuvo, nos saludó y se fijó en mi cadenita.
-¡Qué
bonita! –dijo, y la tomó brevemente entre los dedos.
Al
día siguiente, cuando fui a ponérmela, encontré la llave partida limpiamente a
la mitad. La pena fue inmensa. No pude explicarme cómo podía haberse quebrado
si había permanecido guardada en la cajita blanca. Cuando le conté lo que me
había sucedido a mi amiga, dijo tajante: “Fue mi tía. Le echó mal de ojo. Le
echó mal de ojo cuando la tocó.” Siempre escuchaba a la abuela quejarse de las
visitas que le echaban mal de ojo a sus plantas y se las secaban pero no sabía
mucho más del asunto. Y mi amiga me explicó cómo funcionaba ese proceso mágico,
el poder de la envidia y la fuerza en la mirada de la persona que lo practica.
* Palabra del DPU (Dialectos
Portugueses del Uruguay). Del portugués, benzedura, bendición que se cree tiene
poderes curativos.
** Expresión que da nombre a una enfermedad no aceptada por la medicina y que podría consistir en la caída del esternón, aunque algunos apuntan otras causas igualmente imprecisas. Se cura con rezos y simpatías realizadas o indicadas por una curandera experiente.
** Expresión que da nombre a una enfermedad no aceptada por la medicina y que podría consistir en la caída del esternón, aunque algunos apuntan otras causas igualmente imprecisas. Se cura con rezos y simpatías realizadas o indicadas por una curandera experiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario